15. El significado del amor

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𝑳𝒆𝒚𝒔𝒂 𝑭𝒂𝒓𝒓𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝒏

Mi cuerpo estaba exhausto, como si me hubiera enfrentado a un troll en medio de un oscuro bosque y cada uno de mis huesos estuviera fracturado. El cansancio se adueñaba de mí, envolviéndome como una pesada manta que me arrastraba hacia el abismo del sueño. Sin embargo, los sueños solo conseguían irritarme más, especialmente porque no lograba comprender su significado. Parecía que dormir durante las mañanas resultaba más reparador que en las noches.

El sueño era un enigma inexplicable. Mis ojos se entrecerraban, mi visión borrosa apenas permitía distinguir mis propias manos. Estaban manchadas de un carmesí oscuro, temblorosas como si fueran incapaces de sostener la carga de sangre que llevaban consigo. La confusión se extendía por mi mente como una niebla espesa, dificultándome incluso el movimiento. Cada intento de moverme era acompañado por el sonido metálico de cadenas arrastrándose, aprisionando mi cuerpo en una danza macabra.

El agotamiento me había dejado tan exhausta que ni siquiera tenía ganas de hacer el esfuerzo de moverme. En medio de ese estado, cuando todo parecía confuso y desolador, escuché la voz de Bellatrix resonando en mis oídos, como si emergiera de las profundidades de la oscuridad.

Mírala, la he castigado en nombre de su familia —sus risas resonaron tan fuertes que mi cuerpo se estremeció—. Este castigo la perseguirá toda su vida, y me recordará cuando su memoria regrese.

Mi mirada se perdía, recordando cada pesadilla que había tenido, como si trataran de advertirme de un futuro condenado.

—¿Leysa? —Draco me llamó, haciendo que lo mirara mientras aún procesaba lo que estaba sucediendo.

—¿Sí?

—No has comido —se sentó en la cama, esperando a que probara algo—. Deberías al menos darle un mordisco.

—Sí.

Respondí con brevedad, mientras comía lo que Draco había traído esa mañana a la habitación en la que me encontraba. Sentía desorientación, no recordaba cómo había llegado hasta aquí. Solo tenía imágenes borrosas de despertar y encontrar a Draco sentado junto a mi cama. Aunque él dijo que había venido con Snape a verme, no podía recordarlo.

Pero algo sí sabía: la actitud de Draco hacia mí había cambiado, y podía notarlo en su forma de mirarme. Antes veía enojo y frustración en sus ojos cuando le hablaba o simplemente cuando estábamos cerca, pero ahora su mirada se había suavizado.

—Deja de pensar —la voz de Draco interrumpió nuevamente mis pensamientos—. Mejor dime qué es lo que te distrae, así no tendrás que pensar.

—Me siento confundida —dije—. Realmente, cuando intento recordar, solo tengo la imagen de verte en la biblioteca y luego dirigiéndonos a Hogsmeade, pero después todo parece desvanecerse.

—Sí, Snape me comentó que tal vez esto sucediera debido a los hechizos que te lanzaron, probablemente provocaron una fractura en tu memoria.

—¿Una fractura?

Draco me miró inseguro antes de decir algo.

—Sí —respondió—. Tu cerebro pudo haber sufrido un trauma con toda la tortura que "ella" te infligió —sabía que se refería a Bellatrix—, y esto ha tenido graves efectos en tu memoria, como un bloqueo mental.

—Entiendo, supongo. ¿Snape sabe si hay algún remedio para que mi memoria deje de verse afectada?

—No me comentó nada al respecto, pero por ahora no te preocupes. Es mejor que sigas descansando.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora