𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲

13. El poder de la ira

𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐 𝑴𝒂𝒍𝒇𝒐𝒚

─ Dicen que la cerveza de mantequilla es la mejor ─ comentó Leysa mientras se acomodaba en una de las mesas, buscando una posición cómoda para sentarse. ─ No sé si es cierto, pero si a la mayoría le gusta, debe ser por algo.

─ Sí, son deliciosas ─ afirmé, y ella asintió, mostrando su acuerdo.

─ He notado que has estado tomando muchas clases opcionales y participando en actividades extra. ¿No crees que es demasiado considerando todo lo que tenemos que hacer? ─ pregunté mientras la observaba con curiosidad.

─ Para nada ─ respondió. ─ He tenido la oportunidad de conocer diferentes criaturas mágicas y aprender cómo cuidarlas. También me he adentrado en el ajedrez. Aunque pensé que no sabía jugar, parece que mi memoria lo recordaba ─ sonrió, revelando su emoción por estas nuevas experiencias.

─ ¿Y en cuanto a tu recuperación de memoria? ¿Sigues buscando alguna forma de recuperarla?

─ Sí, pero hasta ahora no he encontrado nada. La única opción que me queda es asumir que fui víctima de un Obliviate ─ suspiró, mostrando una pizca de resignación en su voz.

─ Obliviate, no lo había considerado ─ comenté, intrigado por esta posibilidad.

─ Sí, aunque no estoy segura. No hay hechizo conocido que pueda deshacerlo, a menos que yo sepa ─ agregó, dejando entrever su desilusión. ─ Así que, poco a poco, mis esperanzas se están desvaneciendo.

Cuando las cervezas llegaron a nuestra mesa, ella miró el vaso con brillo en los ojos, como si fuera un niño descubriendo algo nuevo. Probó un sorbo y luego disfrutó de cada trago que daba, deleitándose con el nuevo sabor que llenaba su boca. No pude evitar sonreír al ver su expresión de deleite.

─ Quédate aquí, iré a pedir un poco más de cerveza, aunque no bebas tanto ─ le dije, preocupado por su bienestar. Ella asintió mientras me alejaba, confiando en mí para cuidar de ella.

Mientras esperaba a que volvieran a llenar los vasos de cerveza, mi mirada se perdió en pensamientos sobre lo que había sucedido en los últimos meses. El arreglo del armario no estaba dando resultados y me estaba costando mucho terminar la tarea, lo que me estaba generando un estrés abrumador.

La camarera que estaba sirviendo la cerveza dejó de hacerlo y miró detrás de mí. Al voltearme, me encontré con Goyle, Crabbe y otros dos compañeros de Slytherin que parecían disfrutar rodeando a Leysa. La burla se reflejaba en sus rostros, mientras que Leysa parecía agachar la mirada, nerviosa y asustada.

─ ¿De verdad tu madre está de viaje? ─ preguntó uno de ellos con tono despectivo, lanzándole una mirada desafiante a Leysa.

Mi enojo creció al darme cuenta de que Goyle y Crabbe eran tan idiotas como para seguir el juego, a pesar de que también estaban involucrados con Voldemort.

─ Bonita, Pansy dijo que te gustaba pasearte por las habitaciones de los hombres ─ todos rieron, aumentando el ambiente hostil y desagradable.

Leysa parecía cada vez más nerviosa y temerosa, incapaz de controlar el miedo que la invadía. De repente, una fuerza inexplicable pareció apoderarse de ella y sus ojos se llenaron de furia. Su cuerpo tembló y, sin pensarlo, lanzó un puñetazo que impactó en el estómago de Crabbe, dejándolo sin aliento. Goyle retrocedió sorprendido, pero rápidamente reaccionó y agarró a Leysa por el brazo, intentando detenerla.

Leysa luchaba frenéticamente, y cuando me acerqué a ella, parecía no reconocerme ni comprender lo que estaba sucediendo. Me angustié al verla en ese estado. Con toda mi fuerza, empujé a Goyle hacia atrás y conjuré rápidamente un hechizo desarmador para liberar a Leysa del agarre de Goyle. Ella cayó al suelo, jadeando y visiblemente angustiada.