24. En busca de respuestas

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𝑳𝒆𝒚𝒔𝒂 𝑭𝒂𝒓𝒓𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝒏

Desde aquel fatídico día en que atacamos la casa de Ronald Weasley, mi mente no dejaba de atormentarme con los pensamientos de la pobre familia que seguramente había quedado sin hogar debido a mi culpa. Aunque no hubiera sido yo quien desencadenó el fuego, estuve presente y no hice nada para evitarlo. ¿Qué podía hacer cuando Bellatrix me había amenazado durante días para que obedeciera sus órdenes?

Aún sentía un vacío punzante en mi pecho por la pérdida del collar que alguna vez perteneció a mi madre. Era el único recuerdo tangible que me hacía aferrarme a la esperanza de que tal vez había una familia esperándome en alguna parte. Pero ahora todo había cambiado. No podía acercarme a ese lugar. Lo único que me quedaba era investigar quién era Remus Lupin y por qué Bellatrix estaba tan interesada en que él obtuviera mi collar.

—¿Todavía estás pensando en el collar? —preguntó Draco, acercándose sigilosamente por detrás mientras observaba el paisaje a través de la ventana de la habitación.

—Sí —respondí sin girarme—. No entiendo si era solo una distracción para aquellos que estaban allí o si realmente tiene alguna conexión conmigo.

Draco suspiró suavemente, evidenciando que quería decirme algo importante.

—Leysa, sé que debí haberte dicho antes —me giré para mirarlo, sin tener claro a qué se refería—. Leí el nombre que tenías anotado en tus pergaminos.

—¿Leíste el nombre de mi madre? —dije, y él asintió con remordimiento.

—Sí, pero no fue intencional. Tu letra es grande y usas mucha tinta, era imposible no verlo —trató de justificarse haciendo que sonriera—. Lo que quiero decir es que no pude evitar investigar más sobre ella.

Un atisbo de esperanza volvió a encenderse en mí.

—¿Encontraste algo acerca de ella? —pregunté con ansiedad, esperando una respuesta positiva.

Draco asintió, lo que hizo que la emoción se apoderara de mi cuerpo.

—No quiero afirmarlo con total certeza, pero parece que tu madre fue alumna de Hogwarts y descubrí que formó parte de Hufflepuff. Sin embargo, he intentado buscar más información, pero no hay nada más concreto —explicó Draco.

Me quedé sin palabras, pero no pude evitar tomar su mano en señal de agradecimiento.

—Está bien —dije con voz temblorosa—. No sabes cuánto significa esto para mí. Gracias, Draco.

Él asintió, su mirada fija en la mía mientras hablaba—. Es lo mínimo que puedo hacer después de que hayas perdido tu collar —dijo, noté cómo sus dedos se cerraban alrededor de algo en su mano—. Tal vez no sea tan valioso como el collar que te arrebataron, pero este es especial para mí —añadió, sacando una pequeña caja y abriéndola cuidadosamente.

El regalo que Draco me entregaba me dejó sin aliento. Mis ojos se iluminaron con asombro mientras contemplaba la hermosa joya. El collar estaba hecho de un metal precioso, que brillaba como si el sol se reflejara en el agua. Su brillo era hipnotizante, y parecía transmitir una energía especial.

El colgante era una obra de arte en sí mismo. Una luna plateada brillaba en el centro, rodeada por pequeñas estrellas que parecían bailar a su alrededor. En la parte inferior, un majestuoso dragón se enroscaba, sus alas extendidas en una pose imponente. Junto al dragón, un lobo plateado se perfilaba, mirando fijamente a la luna con ojos brillantes y llenos de sabiduría.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora