50. El pasado

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L E Y S A    F A R R I N G T O N

Al llegar de nuevo a casa, Teddy corrió emocionado hacia su habitación para dejar el regalo que Lucius le había dado, mientras yo esperaba pacientemente a que Draco ingresara. Quería hablar con él, entender cómo se sentía después de todo lo sucedido.

— ¿Quieres hablar? —pregunté, pero él no volteó a mirarme.

— No, solo quiero que me abraces —asintió, y lo rodeé con mis brazos—. Gracias por estar conmigo.

— Prometimos apoyarnos, y eso es lo que estoy haciendo —deslicé mi mano por su espalda, tratando de transmitirle mi apoyo y cariño.

Draco se separó de mí.

— Amor, creo que ellos se dieron cuenta de que finalmente encontré mi camino, la vida que siempre quise vivir.

— Lo sé, me di cuenta de eso. Aunque, debo admitir, Lucius nos puso en aprietos por un momento —confesé, recordando el encuentro tenso con el padre de Draco.

Oí a Teddy descender las escaleras y, al girarme, lo vi trayendo un ramo de flores en sus manos. Al acercarse, pude apreciar la belleza.

Era un ramo de flores rojas, pero no cualquier tipo de flores rojas. Eran rosas rojas, exquisitas y elegantes. Cada rosa estaba perfectamente abierta, mostrando su delicada fragancia y sus pétalos suaves y sedosos. El color intenso contrastaba hermosamente con el verde profundo de las hojas que las rodeaban.

El ramo estaba meticulosamente arreglado. Las rosas se entrelazaban entre sí, formando un conjunto armónico. Aquellas flores parecían haber sido escogidas con esmero, como si Draco hubiera buscado la perfección en cada una de ellas. Un pequeño lazo de seda blanca envolvía los tallos, añadiendo un toque de elegancia y delicadeza.

— ¿Qué es eso? —pregunté con curiosidad.

— Creo que llegué antes de tiempo —respondió Teddy, sonriendo.

Al girarme, Draco tomó mis manos con delicadeza, mirándome con ternura en sus ojos.

— A lo que me refería es que mis padres tenían razón. He encontrado a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida. Quiero seguir creciendo en todos los aspectos junto a ti, formar una familia, envejecer a tu lado y dedicar cada segundo de mi vida a amarte. Leysa, te amo y eres la única persona a la que amaré por el resto de mi vida. Quiero que seas la dueña de mi corazón y que tengas todo lo que desees si me permites dártelo —se arrodilló y me miró con determinación—. Cásate conmigo, por favor.

Draco tomó una caja de su saco y la abrió lentamente, revelando un anillo deslumbrante en su interior. Mis ojos se iluminaron al verlo y sentí que mi corazón se aceleraba con emoción. Era evidente que Draco había elegido el anillo con sumo cuidado, considerando cada detalle para que se ajustara perfectamente a mi estilo. Era un anillo de oro blanco, con un diseño exquisito que combinaba lo clásico con un toque moderno. El oro blanco brillaba intensamente, acentuando el resplandor de las gemas que lo adornaban.

En el centro del anillo, un diamante de talla brillante capturaba la luz y emitía destellos deslumbrantes. Lo rodeaban pequeños diamantes más pequeños que acentuaban su belleza y le daban un brillo aún más impresionante. La combinación de los diamantes y el oro blanco creaba un contraste elegante y sofisticado.

— Draco —dije con una sonrisa llena de emoción—. Acepto casarme contigo y seguir compartiendo esta vida juntos.

Teddy comenzó a brincar y correr por toda la sala al escuchar mi respuesta, contagiado de nuestra felicidad. Draco colocó el anillo en mi dedo y, finalmente, me tomó de la cintura para acercarme a él y sellar nuestro compromiso con un apasionado beso.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora