35. El sacrificio silencioso

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L E Y S A     F A R R I N G T O N

29 de junio, 1997

La puerta de mi habitación se abre de sorpresa, y Theodore entra repentinamente, haciendo que los pergaminos que tenía en mis manos se deslicen al suelo.

— Theodore, deberías tocar antes de entrar... —mi voz se desvanece al ver las lágrimas en su rostro.

— ¿Qué pasa? —me acerco a él, preocupada.

— Draco está en la enfermería y no reacciona.

Sin perder tiempo, ambos nos dirigimos rápidamente hacia la enfermería. Al entrar, Snape está junto a una camilla y me acerco para ver a Draco, quien yace inconsciente.

— Nott, sal un momento —ordena Theo a pesar de su enojo, y obedece a Snape abandonando la habitación.

— ¿Quién lo hizo? —pregunte con cierto enfado.

— Potter —responde Snape, y mi mirada se dirige hacia él sin comprender del todo—. No hay mucho tiempo para explicaciones.

— ¿Va a estar bien? —pregunte mientras tomaba la mano de Draco—. ¿Se despertará?

— Sí, pero se atrasará con la tarea del armario —asiento, preocupada por su situación académica.

— Yo me encargaré de terminar su tarea —afirme—. Es mi deber cuidar de Draco, y no estuve ahí cuando le hicieron daño.

— Era de esperarse, sabíamos que esto iba a pasar —afirma Snape—. Adelanta el trabajo del armario, o Draco sufrirá las consecuencias. Está cansado de esperar tanto.

— Sí, lo haré esta noche, y cuando todo esté listo, te lo comunicaré.

Las palabras de Snape sobre los sentimientos y los planes resonaron en mi interior. Aunque no quiero separarme de Draco, comprendo que es necesario. Le acaricio la mano una última vez antes de abandonar la enfermería. Theodore me espera afuera, y su rostro muestra preocupación. Nos hemos vuelto tan cercanos. A pesar de mi distanciamiento de Draco, Theo sigue siendo un vínculo común entre ambos, y le dice a Blaise que ahora son como "hijos de padres divorciados".

— ¿Cómo está? —pregunta Theo mientras me sigue.

— Estará bien —respondo con convicción—. Será mejor que vayamos a clase. Cuando mejore, Snape nos avisará para visitarlo.

Theo asiente, comprendiendo la urgencia.

— Primero tu transformación y ahora lo de Draco —comenta abrumado—. Es demasiado para nosotros. A veces siento que la vida está en nuestra contra.

— Está bien, Theo. Es solo una etapa de nuestras vidas que pasará, no debemos preocuparnos demasiado —le sonrío, tratando de transmitirle calma, aunque en mi interior sé que hay una tarea que debo realizar esta tarde.

Durante las clases, me resulta imposible concentrarme. Necesito saber cómo está Draco, si ha despertado. Quizás Snape tiene razón y estoy dejando que mis sentimientos se interpongan en nuestros planes, pero no puedo permitir que Draco sufra, ni siquiera en aras de mi venganza.

De repente, recuerdo aquel momento en el que Draco me dejó en la habitación después de que todos se enteraran de la maldición que llevaba. Me sentía débil, agotada. Las emociones me golpeaban una y otra vez, recordándome que todos me temían. Pronto, me convertiré en una de los mortífagos.

Escuché la puerta de Draco cerrarse. Recordé que me quedé dormida, quizás por una hora, cuando mi puerta se abrió de nuevo, pero estaba tan exhausta que ni siquiera abrí los ojos. Sin embargo, al instante reconocí la voz de la persona que entraba a mi habitación.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora