46. La batalla [Parte I]

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L E Y S A     F A R R I N G T O N

— ¡Vamos, Leysa! — fue lo último que escuché del pequeño mientras apretaba fuertemente mi mano.

El estruendo ensordecedor resonó en mis oídos cuando caí al suelo, sintiendo un intenso ardor en mis manos. Parpadeé un par de veces tratando de recobrar el equilibrio. Afortunadamente, el niño seguía a mi lado, aún aferrado a mí. Todo había sucedido tan rápido.

Me incorporé con dificultad y observé a mi alrededor. El niño señaló hacia una dirección y asentí. Tomé su mano con firmeza y nos apresuramos hacia la sala, que se encontraba a escasos metros de distancia.

— ¡Crucio! — mi varita se me escapó de la mano al ser impactada por el hechizo.

— Corre, corre y no te detengas hasta que llegues a tu sala — le dije con voz entrecortada, luchando contra el dolor. — ¡Vamos!

Con un esfuerzo, recuperé mi varita y me levanté lentamente, escudriñando el entorno. Nox estaba allí, rodeada de los mismos Mortífagos a los que una vez lideré.

— Leysa, qué mala suerte tienes — Nox sonrió sádicamente. — Cuatro contra uno, creo que ya sabes cuál será tu destino.

— No — respondí con firmeza, negándome a sucumbir ante ella. — Cuatro son demasiado pocos para mí. Soy muy hábil con los hechizos.

La adrenalina fluía por mis venas mientras me enfrentaba a los cuatro Mortífagos que rodeaban a Nox. Mis ojos ardían con una mezcla de nerviosismo y enojo, y sujeté con firmeza mi varita, lista para desatar mi magia contra ellos.

El primero de ellos lanzó un rayo de luz verde en mi dirección, pero con agilidad lo esquivé, devolviéndole el ataque con un Expelliarmus. Su varita voló por los aires y una expresión de sorpresa cruzó su rostro antes de caer impotente al suelo.

Los otros tres Mortífagos avanzaron hacia mí con expresiones de rabia en sus rostros. Nox, con una sonrisa retorcida en los labios, observaba la escena con malicia. Sabía que mi existencia desafiaba su control sobre Draco, y eso la llenaba de odio.

— ¡Esto no terminará bien para ti, Leysa! — gritó Nox furiosa.

— No subestimes mi poder, Nox. Estoy más que preparada para enfrentarte. Recuerda que una vez fui tu líder. No olvides respetarme — respondí desafiante.

El segundo Mortífago me atacó con un hechizo oscuro, pero lo bloqueé hábilmente con un Protego, desviándolo hacia otro de sus compañeros. Los destellos mágicos iluminaron el aire mientras las maldiciones volaban de un lado a otro.

— ¡Infernum! — grité, lanzando una llamarada de fuego que envolvió al tercer Mortífago. Sus gritos llenaron el aire mientras se retorcía en el suelo, intentando apagar las llamas que lo consumían.

La sorpresa se reflejó en la mirada de Nox y los demás, tal vez creían que no era capaz de causar daño, pero estaban equivocados. Sin embargo, mi concentración se vio interrumpida cuando los otros dos Mortífagos me atacaron, desviando mi enfoque de Nox hacia ellos. En ese momento, sentí un intenso dolor que atravesó mi cuerpo. Un Crucio impactó en mi espalda, haciendo que perdiera el control y cayera de rodillas. Grité de agonía mientras mi mente se nublaba por el sufrimiento.

Antes de que Thaddeus pudiera lanzarme otro hechizo por la espalda, escuché un grito seguido de un estallido. Un poderoso Protego se alzó frente a mí, deteniendo el ataque. Atónita, me giré para ver a Pansy y Blaise, quienes habían aparecido en mi defensa.

—Leysa, gracias a Merlin no te han hecho nada —dijo Pansy con alivio en su voz, estrechando mi mano mientras me acercaba a ellos.

Blaise se unió a la conversación,—. No podemos permitir que Nox te lastime.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora