L E Y S A F A R R I N G T O N
— Snape —mi voz se entrecortaba cada vez más, mis palabras apenas salían en susurros desesperados—. Por favor, dime que eso es todo.
Snape me miró con compasión en sus ojos, como si entendiera el dolor que sentía en lo más profundo de mi ser.
— Leysa, lo siento mucho, pero eso solo fue el comienzo de lo que te han hecho —respondió con voz suave pero firme—. Lo que viene a continuación es la respuesta a por qué no recuerdas nada del día diez de cada mes.
Las lágrimas inundaron mis ojos mientras luchaba por mantener la compostura. Me esforcé por sentarme en la cama, aferrándome a cualquier cosa que pudiera darme fuerzas.
— Tal vez... tal vez no quiero recuperar mi memoria —sollocé, tratando de controlar mi voz—. No quiero sentir odio hacia los Malfoy. No quiero odiar a Draco.
Lo miré directamente a los ojos, esperando que comprendiera mi conflicto interno.
Snape frunció el ceño, como si estuviera considerando cuidadosamente sus palabras.
— Draco no tiene nada que ver con todo esto, Leysa. Cuando todas esas cosas te estaban sucediendo, él llevaba una vida normal en Hogwarts —afirmó, tratando de tranquilizarme.
Asentí lentamente, procesando la información. Era un alivio saber que Draco no estaba implicado en mis terribles experiencias.
— Entonces, hazlo —susurré, decidida a descubrir la verdad, sin importar cuán dolorosa pudiera ser.
Me encontraba en un bosque desconocido, arrastrada por Bellatrix Lestrange. Mis manos temblaban mientras intentaba desesperadamente desprenderme de su agarre implacable, pero era inútil. El terror se apoderaba de mí, ya que sabía que algo terrible estaba a punto de suceder.
Finalmente, llegamos a un claro en el bosque. Bellatrix me miró con una sonrisa siniestra, y en sus ojos oscuros pude ver una mezcla de satisfacción y crueldad.
— Leysa, ha llegado el momento —susurró Bellatrix con una voz fría y llena de malicia,— Recibiras algo que marcara tu futuro y maldeciras una y otra vez haber nacido.
Mi corazón se aceleró ante sus palabras. No sabía qué esperar, pero algo en su tono me advertía que lo que vendría no sería para nada agradable. El temor se arraigó profundamente en mi ser, pero no había escapatoria. Estaba atrapada en este siniestro juego.
El miedo inundó cada fibra de mi ser mientras Greyback se abalanzaba sobre mí. Sus colmillos se hundieron en mi piel, y un dolor abrasador se extendió por todo mi cuerpo. Un grito agónico escapó de mis labios, pero quedó ahogado en el aire espeso del bosque. Mientras oía las risas de Bellatrix en el fondo.
A medida que la maldición se apoderaba de mí, sentí cómo mis huesos se quebraban y se reformaban, alterando mi forma y mi esencia misma. La agonía era insoportable, como si mi cuerpo estuviera siendo destrozado y reconstruido de manera grotesca.
Bellatrix no perdió tiempo en aprovechar mi debilidad recién adquirida. Extendió su varita y lanzó hechizos tortuosos hacia mí, cada uno impactando con fuerza en mi cuerpo ya maltratado. Sentía el ardor de las llamas mágicas consumiendo mi piel, los rayos eléctricos sacudiendo mis huesos y las cuchillas invisibles desgarrando mi carne. Mi agonía era insoportable, pero algo dentro de mí se negaba a rendirse.
—¡Crucio! —gritó Bellatrix con desprecio, lanzando el hechizo de tortura más temido.
Mis músculos se retorcieron y se convulsionaron violentamente, mientras mis aullidos se mezclaban con la risa cruel de Bellatrix. El dolor se intensificaba hasta el punto en que parecía que mi cuerpo iba a estallar en pedazos. Sin embargo, mi espíritu luchaba por aferrarse a la esperanza y resistir el tormento.
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𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲
FanfictionPure Blood, Dirty Soul - Sangre Pura, Alma Sucia Cuando no hay nadie a tu alrededor, la soledad se convierte en una compañera inquebrantable, envolviendo cada rincón de tu ser. Aprendes que la crueldad del mundo deja cicatrices, tanto visibles como...