18. El significado de las estrellas

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𝑳𝒆𝒚𝒔𝒂 𝑭𝒂𝒓𝒓𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝒏

Como era de esperar, la pelea llegó a oídos de Draco, lo que provocó su ira hacia Pansy. A pesar de sentir enojo, insistí en que dejara las cosas en paz, sabiendo que sería peligroso revelar la verdad. Por otro lado, Pansy se distanció de mí por completo, evitándome por completo. Era consciente de las palabras que había lanzado hacia ella mientras le arrebataba el collar. 

Era mi collar, un objeto preciado que no permitiría que nadie me quitara. Se convirtió en mi accesorio favorito, lo llevaba en todo momento con la esperanza de que algún día pudiera recordar a mi madre usándolo.

— Mira esa estrella —susurró Draco mientras nos recostábamos en la torre de astronomía, observando el cielo estrellado. — Mira, allí está la Osa Mayor. Y allá, la constelación de Orión.

— Sí, son muy brillantes —respondí, acurrucada junto a Draco.

La manta debajo de nosotros nos proporcionaba algo de comodidad. Mientras la espalda de Draco se apoyaba en la pared, yo descansaba mi cabeza en su pecho mientras él me rodeaba con su brazo. Mi mano derecha se entrelazaba con la suya, sintiendo su calidez.

— Es increíble cómo el universo es tan vasto y misterioso. Da la sensación de que nuestras vidas también son igual de misteriosas —comenté, y él asintió, escuchando atentamente mis palabras.

— Pero en medio de todo ese misterio, nos encontramos juntos —dijo, hablando en un susurro. — Si pudiera, te mantendría alejada del peligro.

— Está bien —lo miré, alzando la vista hacia él. — Creo que estamos bien ahora.

El silencio se apoderó de nuevo, mientras disfrutaba de sus caricias en mi cabello. Nos quedamos contemplando el cielo, compartiendo un momento íntimo y especial juntos. Anhelaba con todo mi ser poder tener más momentos así con él.

— El próximo fin de semana se llevará a cabo el partido de Quidditch —le recordé.

— No, esta noche. Quiero que te olvides de todo el peligro por un momento. Solo quiero estar contigo y disfrutar de este momento especial que hemos creado, por favor.

Dejando a un lado la hermosa noche que nos rodeaba y tratando de apartar de mi mente las palabras de Pansy que resonaban constantemente, admiré la belleza de Draco. Su cabello rubio alborotado por el viento, su camisa desabrochada de los dos primeros botones. Sin darme cuenta, una sonrisa se dibujó en mi rostro, maravillada por su presencia.

Mi mano se soltó de la suya y, temblorosa, acaricié su mejilla, creando una atmósfera cargada de tensión. Aunque no podía identificar exactamente qué significaba esa sensación, estaba claro que algo poderoso se estaba gestando entre nosotros.

Draco se acercó lentamente, y nuestros labios se encontraron en un beso apasionado que me hacía sentir mariposas en el estómago. El beso se profundizó, y sin darme cuenta de mis propios movimientos, me coloqué sobre él, con mis rodillas a ambos lados de sus piernas estiradas.

Sentí las manos de Draco aferrarse a mis caderas, aumentando la intensidad del beso. Mi cuerpo anhelaba más de lo que estábamos experimentando, y Draco, con una delicadeza palpable, acarició ligeramente mis muslos, haciendo que temblara ante su tacto. Justo cuando pensé que estábamos viviendo un hermoso momento, un recuerdo azotó mi mente.

— Habla conmigo sobre mi padre —resonó la voz de una niña pequeña.

— Leysa, eso es suficiente —entonces me di cuenta de que la niña era yo, y quien hablaba era mi madre. No podía ver su rostro, solo escuchaba su voz— Es mejor que guardes tus preguntas por ahora, no quiero que te pase nada.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora