45. Hogwarts

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L E Y S A      F A R R I N G T O N
Mayo, 1998

Papá me dijo que saldría por un momento y que regresaría en cuanto terminara su reunión con los Weasley. No quería que me involucrara directamente con la Orden, así que simplemente me encargaba de escribir todo lo que sabía para mantenerlos informados.

Mientras tanto, me mantenía entretenida en la cocina mientras Tonks alimentaba a Teddy.

— ¿Estás segura de que no necesitas ayuda? —preguntó Tonks amablemente.

— No, me encargaré de preparar la comida para cuando regrese mi papá —respondí tomando un poco de harina.

— ¿Has recibido alguna carta de Draco? —me detuve en seco.

— No, ninguna. Espero que esté bien —admití con cierta preocupación—. En su última carta me dijo que estaba bien y que se mantuvo ocupado durante las vacaciones de Pascua.

— Le dije a Remus que lo extrañarías. Tu padre dice que solo está jugando contigo —sonrió—. Pero yo puedo ver que es algo muy serio para ti.

— Bueno, antes de que yo llegara, Draco tuvo muchas personas en su vida, pero él fue el primero del que me enamoré. Fred cree que si me enamoro de alguien más, olvidaré a Draco, pero no es así —la miré fijamente—. Amo a Draco y si la vida nos permite reunirnos de nuevo, no desperdiciaré mi vida sin estar a su lado.

— Eres muy romántica, al igual que Remus. Ambos comparten muchas similitudes —se sentó en la mesa para acompañarme.

— ¿Cómo cuáles? —pregunté mientras seguía preparando las galletas.

— Tus expresiones son muy parecidas a las de él. Eres muy tierna, y eso se diferencia de la parte de tu transformación. Aunque después de su transformación, Remus se ve como un niño indefenso, tú te ves intimidante, y eso es por tu madre. A pesar de ser de mi misma casa, ella tiene ese tipo de facciones serias. Tú has heredado rasgos de ambos —asentí comprensivamente.

— Tonks, ¿no te incomoda mi presencia? Me refiero a que soy la hija desaparecida de tu esposo —me atreví a preguntar, sabiendo que habíamos convivido casi cuatro meses.

— Claro que no. Remus me contó toda la historia. Cuando comenzó a sospechar, yo fui quien le ayudó a buscar pruebas —miró a Teddy—. Sabía que Stella había sido importante para él. Me importa su felicidad, y sé que tenerte aquí le hace feliz. Además, estoy encantada de tenerte aquí. Tal vez no me veas como una madre, pero puedes contar conmigo —sonrió—. Soy una madrastra moderna.

— Gracias, me alegra saber que mi papá conoció a alguien como tú —agradecí sinceramente.

En ese momento, mi padre entró agitado por la puerta.

— ¿Todo está bien? —preguntó Tonks, preocupada.

— Hay señales de Harry —dejé de preparar la cena—. Al parecer se dirigen a Hogwarts. Bill ha llegado a la Madriguera —se acercó a nosotras—. Creo que comeré rápidamente y me iré con ellos. Salen a las siete.

— Iré contigo —dije de inmediato, sin dudarlo.

— Iremos contigo —intervino Tonks, respaldándome.

— No, no puedo ponerlas en riesgo. Leysa, quédate con Tonks. Teddy no puede quedarse solo.

— No se quedará solo. Le pediré a mi madre que lo cuide mientras volvemos. Estoy mejor ahora, tenemos que estar juntos, los tres —afirmó Tonks.

— Es nuestra guerra, papá —tomé su mano con firmeza—. Es por mi madre.

Remus aceptó finalmente y dejamos a Teddy con la madre de Tonks para dirigirnos a encontrarnos con los Weasley. La noche caía y eso nos advertía de lo que pronto sucedería. Al llegar a la Madriguera, Fred me señaló una escoba.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora