20. Bajo la sombra del engaño

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𝑫𝒓𝒂𝒄𝒐 𝑴𝒂𝒍𝒇𝒐𝒚

El sol brillaba en el cielo dominical, anunciando el día en el que llevaríamos a cabo nuestro primer golpe. Sabía que si algo salía mal, tendríamos que replantear nuestras estrategias. Miré a Leysa, aún dormida. Había decidido quedarme con ella y aprovechar el resto del sábado juntos. Al final, no quise marcharme y me quedé a dormir a su lado.

Su espalda desnuda y tranquila me tranquilizaba a su vez. Tal vez sería una buena idea que ella siguiera durmiendo mientras yo me encargaba del trabajo.

Me levanté con sumo cuidado para no despertarla. Tomé mi camisa y busqué mi corbata. Estaba en uno de los cajones, aparentemente abierto desde el día anterior. ¿Cómo llegó allí?

Oh, recordé que ayer me había vestido para marcharme a mi habitación, pero una vez más cedimos a la tentación y perdimos la noción de dónde cayó nuestra ropa.

Tomé mi corbata y encontré varios frascos y notas dentro del cajón. Aunque no quería traicionar la confianza de Leysa, estaba claro lo que estaba escrito en una de las notas.

"LYRA STELLA FARRINGTON" 

"Tomar el suero cada mes del 6 al 9 de cada mes"

"Los días 10 de cada mes, ir con Snape"

Tomé rápidamente la corbata al darme cuenta de que Leysa estaba despertando.

— ¿Te ibas sin despedirte de mí? —dijo adormilada sin abrir los ojos, su voz todavía cargada de sueño.

— No, solo quería acomodar un poco la habitación —respondí, tratando de encontrar una excusa plausible.

Ella sonrió con complicidad, como si pudiera leer mis pensamientos. Conocía mis trucos y no podía evitarlo.

— Te conozco —dijo, dejando entrever una pizca de diversión en su voz.

— Todos ya están en las Tres Escobas, creo que es un buen momento para llevar a cabo lo que acordamos —propuse, tratando de cambiar de tema.

Leysa se levantó lentamente, frotando sus ojos para despertarse por completo. Me senté a su lado y le entregué su camisa.

— Buenos días —saludó después de un breve momento, estirando los brazos.

— Buenos días —respondí, encontrando su mirada y sosteniéndola por un instante,— No me iba a ir sin despedirme, simplemente quería adelantar el trabajo para que no tuvieras que preocuparte.

Ella asintió, comprendiendo mis intenciones.

— Draco, me habría preocupado más si te hubieras ido sin decir adiós —dijo mientras se ponía la camisa,— Ahora me cambio de ropa y te acompaño.

— Está bien —acepté sin oponerme,— No te enojes.

Me levanté para que ella pudiera levantarse de la cama. Nos miramos brevemente antes de dirigirnos al armario.

— Jamás me enojaría contigo... Bueno, depende, a veces me enojo, pero no demasiado, aunque pueda parecer lo contrario —confesó con una sonrisa juguetona.

Desvié disimuladamente mi mirada hacia un cajón cercano, tratando de ocultar mi curiosidad.

— ¿Esos frascos los utilizaremos para el armario? —pregunté casualmente, señalando los frascos sobre la mesa.

Ella siguió mi mirada y luego volvió su atención hacia mí.

— ¿Frascos? —miró en la dirección que apuntaba,— No, esos son míos, me los dio Snape. La verdad es que no sé por qué los tengo —explicó con una expresión de desconcierto,— Debo tomarlos antes del día diez de cada mes, aunque aún no estoy segura de su propósito.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora