44. Llegada de Teddy

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L E Y S A     F A R R I N G T O N

Abril, 1998

—¡Ya está por nacer! —papá corría de un lado a otro—. No encuentro la cobija, Molly necesita la cobija.

Bajé rápidamente para ayudarlo a buscar.

—Papá, la tienes en tu mano —le señalé, y él corrió de nuevo hacia el cuarto—. ¡Por Merlín! —corrí detrás de él y noté que la habían dejado afuera.

—Molly dijo que no entraría hasta que dejara de estar paranoico —sonreí—. Creo que estoy muy desesperado, pero ya va a nacer tu hermano y si algo sale mal...

—Papá, hemos cuidado muy bien a Tonks en estos tres meses, todo saldrá bien —le aseguré mientras veía subir a los gemelos—. Ni se les ocurra —me interpuse—. Abajo, los dos —dije, y ellos me miraron—. Mi papá no está para sus bromas —dije mirando la broma de ruido que traía George escondida.

—Bien —respondieron al mismo tiempo.

—Papá, estaré abajo con Fred y George —papá asintió sin dejar de caminar de un lado a otro.

Los gemelos, junto con su madre, eran la única visita constante que teníamos, así que era claro que terminaría hablándole a los gemelos. Sus actitudes me recordaban a Blaise y Theodore. Draco me había mandado cartas en los tres meses que habíamos estado separados.

Dijo que nadie sospechaba de Theodore o Blaise, solo se sabía que fui yo quien estuvo planeando todo esto. Lo cual me parecía bien, ya que no involucraba a nadie más. Aunque Voldemort se había enojado y dije que Potter y sus amigos habían estado en la mansión. Esa información alegró mucho a los Weasley al saber que su hermano estaba con vida.

—¿Tu novio no te ha enviado nada? —preguntó Fred tomando otra rebanada de pastel.

—No, estoy segura de que la siguiente me la enviará en mayo. Envía cartas el 5 de cada mes —dije sentándome en el sofá.

—¿Qué se siente ser novia de Draco Malfoy? —preguntó George mirando el jardín por la ventana—. Es millonario, debió haberte comprado muchas cosas.

—Nunca me he hecho esa pregunta —dije con sinceridad—. En realidad, es guapo —ellos me miraron—. Igual que ustedes —aseguré.

—Lo sabemos —dijo Fred y me miró—. Nunca hemos visto a Draco de esa manera —admitió—. Siempre fue egoísta, caía mal, ¿lo recuerdas, Fred?

—Sí, cómo olvidarlo —se sentó junto a Fred—. Era un idiota y aún lo es, pero ahora está enamorado. A decir verdad, eso de que te dijera Leysa y tú voltearas, el beso, fue una simple escena romántica —parecía recordar—. No parecía Draco.

—Lo que pasa es que la versión que Leysa tiene de Draco es la que ella consiguió hacer. Lo cambiaste y él es feliz con eso —dijo Fred con simpleza—. ¿Es romántico?

—Sí —sonreí.

—Vaya, Freddy, al parecer Leysa convivió mucho con el pequeño Draquito —comencé a reír—. Es bueno que las personas sean felices, supongo que lo extrañas.

—Claro que lo hago, pero me siento tranquila aquí. En estos tres meses que llevo, me he dado cuenta de lo mucho que me perdí cuando estuve encerrada —George me miró con cierta tristeza.

—Eres valiente, Leysa, demasiado. Los valientes siempre debemos soportar todo tipo de cosas —asentí—. Tal vez seas de Gryffindor, eso de que seas parte de Slytherin es dudoso —argumentó Fred.

—Yo también lo creo —siguió George—. Remus es de Gryffindor y tu madre es de Hufflepuff.

—Bueno, yo no escogí esa casa. Creo que la casa me eligió a mí, no lo sé.

—Leysa, Remus me pidió que fueras arriba —Molly bajó las escaleras—. Ha nacido y todo ha salido bien.

—Gracias.

Agradecí a Molly por la información y subí las escaleras con paso ligero. Al llegar a la puerta, me detuve por un momento para recobrar el aliento. Tonks, visiblemente agotada, descansaba en la cama mientras mi padre, Remus, estaba absorto en el pequeño ser que sostenía entre sus brazos. En ese instante, me di cuenta de que si hubiera tomado una decisión distinta, podría haber sido yo la que también estuviera experimentando todo esto en los últimos meses. Sin embargo, sabía en lo más profundo de mi ser que mi elección había sido la correcta.

—Leysa —la voz de Tonks me sacó de mis pensamientos mientras me encontraba perdida en mis propias reflexiones. Levanté la mirada y vi a papá acercándose lentamente, sosteniendo en brazos a Teddy, el pequeño recién nacido. Sus ojos brillantes me miraron curiosamente, como si estuviera ansioso por explorar el mundo que le rodeaba. En ese instante, sentí cómo mi corazón se llenaba de ternura.

Tomé al bebé en mis brazos con sumo cuidado, apoyando su cabeza con suavidad y sintiendo la calidez y fragilidad de su cuerpecito contra el mío. Era asombroso cómo algo tan pequeño y vulnerable podía despertar en mí una conexión tan profunda y protectora.

Mi padre se acercó lentamente hacia mí y me entregó con sumo cuidado al pequeño Teddy, un recién nacido de mirada brillante y curiosa. Mi corazón se llenó de ternura al tomar al bebé en mis brazos, percibiendo su calidez y fragilidad.

—Hola, Teddy —susurré, deslizando suavemente mi dedo por su mejilla suave y rosada.

Detrás de mí, papá habló en voz baja, pronunciando palabras que parecían un vínculo eterno entre hermanos.

—Ella es tu hermana —dijo con un tono lleno de amor y complicidad—. Ambos se cuidarán mutuamente.

Molly no podía quedarse mucho tiempo en la casa, así que me dejó todas las instrucciones para cuidar del bebé mientras mi papá se encargaría de Tonks. Ambos pegamos varios pergaminos con las instrucciones repetidas por toda la casa para que no hubiera un error.

Teddy no daba muchos problemas, lo que nos daba alivio, pero eso solo duraba por las mañanas. Tonks se encargaba de alimentar al niño mientras desayunábamos.

Las primeras dos semanas del pequeño fueron tan pesadas que tuvimos que dormir todos en la misma habitación. Eran las cuatro de la mañana y Teddy comenzó a llorar.

—Leysa —dijo papá—. Te toca.

Con pesadez me acerqué a la cuna y lo tomé. Teddy parecía muy travieso, incluso pensaba que sabía cuándo estábamos teniendo el mejor sueño y comenzaba a llorar. Con él en brazos, me acosté en el sofá esperando a que se calmara.

—Vamos, Teddy, tú y yo sabemos que lo haces solo para que alguien te vea —dije acariciando su pequeña espalda—. Pero está bien, yo siempre te veré cuando tu mamá y nuestro papá estén cansados de que llores —sonreí—. Cuando conozcas a Draco, estoy seguro de que te agradará. Él es muy raro al principio de conocerlo, pero seguramente, como tú eres un bebé, tendrá más paciencia. Extraño mucho a Draco.

Admití al pequeño, que empezaba a acurrucarse en mí. A decir verdad, los tres meses separada de él me hacían extrañarlo cada vez más. Me pregunto si él pensará en mí tanto como yo pienso en él.

—¿Crees que él siga queriéndome? —pregunté a Teddy, quien se había vuelto a dormir—. Nunca antes había tenido dudas, pero a decir verdad, cuando Nox mencionó lo de la amortentia...

Mis palabras quedaron suspendidas. Lo mejor era no pensar tanto, dejé a Teddy de nuevo en la cuna y volví a recostarme con la esperanza de soñar con Draco una vez más.


Autora:

Por cosas de tiempo no actualizare por día, pero tal vez dos o tres veces a la semana :)

Espero leer sus comentarios.

𝑷𝒖𝒓𝒆 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅, 𝑫𝒊𝒓𝒕𝒚 𝑺𝒐𝒖𝒍 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora