Levantando cabeza

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Se sentía mejor. Limpiar la había mantenido ocupada. Justo lo que necesitaba. Bueno, eso y enderezar de nuevo su vida.

Empezando por comer algo.

Abrió el frigorífico para encontrarse con que no tenía de nada.

Muy bien, pues a comprar.

Su teléfono sonó avisándola de un mensaje.

Me pasaré mañana al mediodía si te va bien. ¿Comemos juntos?

Me encantaría. Gracias de nuevo.

Lo que sea por mi princesa.

Una vez en la calle, anduvo hacia la tienda veinticuatro horas que había a dos calles de su casa.

Saludó a May, la propietaria. Conocía a May desde que se mudó al edificio, cinco años atrás.

-Buenos días, Hannah. ¿Cómo estás?

-Me siento como yo de nuevo.

-Como tiene que ser. Eres una mujer bonita e inteligente. Y hay muchos hombres por ahí esperando por ti.

Eso la hizo reír. Reír de verdad.

Se volvió de golpe. Esa risa...

Hannah.

Jason inhaló con fuerza. Ahí estaba ella, hablando con May y no sabía que él estaba ahí.

Oculto tras una estantería siguió observándola.

Parecía distinta. Algo cansada pero había como una nueva luz en ella que anoche no estaba ahí.

Su miembro se tensó bajo los pantalones. Ya no recordaba el dolor de la mano. Estaba algo hinchada y amoratada pero dudaba que estuviese rota. De cualquier modo, en ese momento le importaba una mierda. Todo se centraba en ella.

No le gustaba que May mencionase a otros hombres.

No habría otro hombre que no fuese a él.

Tenía que hablar con ella. Disculparse por su comportamiento de la noche anterior.

La otra parte de él, quería cargarla sobre su hombro y encerrarla en su casa, desnudarla, atarla a la cama y recorrer su cuerpo entero con las manos y la lengua.

La ostia. Voy a estallar como no detenga esos pensamientos.

Tras coger un cesto, empezó a llenarlo con lo imprescindible. Al día siguiente ya se encargaría de hacer la compra grande, pero por el momento necesitaba café. Eso lo primero. Y algunos ingredientes para poder prepararse algo de comer y cenar durante un par de días, sobre todo teniendo en cuenta que Sean comería con ella al día siguiente.

Antes de darse cuenta, el cesto estaba lleno hasta rebosar.

Me he pasado. Maldita sea.

-¿Necesitas ayuda con eso?

Se volvió hacia la voz.

Jason.

-Hola.

-¿Necesitas ayuda con la compra? Creo que te excediste un poco.

-Sí.- Sonrió.- Parece que me pasé un poco. Te lo agradezco.

-No lo hagas. Mis motivos son completamente egoístas.

-Aun así. ¿Terminaste tus compras?

Ambos miraron hacia el cesto de él. Contenía únicamente un pack de doce cervezas.

Hannah (Serie Love 01) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora