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En el auto de Jin sólo había silencio de ambas partes, los dos estaban metidos en sus propios pensamientos, eran distintos contextos pero la misma situación, ya que ambos estaban con problemas referentes a todo lo que tenía que ver con el amor.

No el amor en sí, pero todo lo referente al enamoramiento.

Jin día a día cargaba con un sentimiento de culpa y a la vez uno de alegría. Sabía que el estarse viendo con el esposo de su jefe no estaba bien, pero a la vez, se sentía tan feliz y tan pleno cómo nunca lo había estado. Kim Namjoon se le estaba metiendo en el corazón de forma muy rápida y él tenía mucho miedo de enamorarse de alguien que no era suyo.

Pero el hombre no ayudaba para nada, pues su comportamiento con él, hacía que todo su ser flaqueara.

Mientras que Jungkook con la ayuda de las terapias psicológicas, contando con los grupos de ayuda LGBTIQ+ a los que había venido asistiendo en su universidad, estaba luchando para deshacerse de su enorme confusión y la ansiedad que estaba volviendo a él luego de haberla controlado anteriormente, estaba completamente sorprendido.

Pues ambas cosas, las había ocasionado una sola persona. Su jefe, Park Jimin.

Los comportamientos, atenciones y gestos de su jefe hacía él cuándo estaban a solas, lo llevaban a un nivel de nerviosismo que nunca había experimentado, hablando con él se sentía más cómodo de lo normal y podía ser él mismo sin problemas, todo lo que el señor Park hacía tanto en lo laboral cómo en lo personal, a él le parecía una completa hazaña, cada vez lo veía más y más guapo, sin mencionar lo que su sola presencia y más su mirada causaban en él. Habían tantas emociones encontradas y revueltas que lo estaban haciendo llegar al punto de no poder conciliar el sueño.

Antes sólo veía al señor Park cómo su jefe y amigo. Pero ahora...

Ya no sabía lo que sentía hacía él.

Además, todo estaba apuntando a que él, posiblemente apenas estuviese descubriendo su orientación, cosa que cómo le explicó Lisa en su primera terapia, puede que no haya podido desarrollar correctamente debido a la muy estricta niñez y adolescencia que tuvo, pues sus padres eran más del tipo conservador y recio.

No tenía ni idea que esto fuese tan difícil y tan confuso. 

A parte de todo esto, el pelinegro estaba muy nervioso y a cada rato se la pasaba mirándose por el retrovisor, pues no se sentía él al mirarse sin sus lentes puestos, aunque podía ver correctamente por un par de horas, no dejaba de verse algo raro, aún más por esos lentes de contacto que llevaba puestos.

Se sentía muy muy raro.

— Ya deja de mirarte en ese espejo hombre, te ves muy bien — Le dice Jin sin dejar de mirar a la carretera.

— Entiéndeme, no estoy acostumbrado a salir sin mis lentes, aparte, tu sabes que sólo veo claramente por un par de horas, luego la vista se me empieza a nublar y no quiero que eso pase, además... Estas lentillas me molestan mucho — Respondió Jungkook mientras jugaba con sus dedos.

Llegan al lugar de la fiesta y ven que ya todos estaban entrando, eran las siete con cuarenta y cinco, Jin parquea el auto en el estacionamiento, sólo allí mira a Jungkook quién se está comiendo hasta las uñas de los nervios. El castaño voltea hacía él y le toma las manos, este conecta su mirada con la suya.

— No te preocupes, eso es sólo falta de costumbre, tengo fe que nada malo te pasará. Así que hoy vamos a celebrar con nuestros amigos y compañeros del trabajo, nos vamos a divertir y a salir de la rutina, te ves mucho más guapo de lo que de por sí ya eres aunque no lo creas, así que vamos Jungkook, con confianza... Repite conmigo, ¡Vamos a pasarla bien! — Le dice Jin para tratar de animarlo.

Una Fiebre Llamada AMOR • (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora