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Los dos estaban sentados en el sofá, después de haberse vestido parcialmente, limpiado todo y haber almorzado, los dos con las manos entrelazadas, el mayor apoyado en el hombro del chico de lentes, en un silencio cómodo, en el que se miraban ocasionalmente y se sonreían.

— ¿Estás cómodo? — Pregunta el menor con una voz dulce.
 
— Demasiado. Si por mí fuera me quedaba aquí siempre — Responde Jimin abrazándolo fuertemente sin quitar esa bella sonrisa.

— Ya casi entramos de nuevo a horario laboral — Le dijo Jungkook — Jimin...

— Dime, lindo — Le responde el mayor enderezándose mientras lo miraba de forma tierna.

— Quiero decirte algo, espero no te lo tomes a mal, sólo quiero ayudarte — Tomó las manos del contrario y dejó besos en ellas.

— ¿De qué se trata? — Preguntó el mayor algo preocupado.

El chico de lentes no estaba seguro de cómo reaccionaría él ante lo que le diría, debía estar preparado para la reacción que fuese, sabía lo orgulloso que era Jimin y tal vez se moleste por lo que le iba a proponer, pero es lo mejor para él.

— Creo que deberías acudir a un psicólogo... — Habló el menor, Jimin alzó una ceja confundido.

— ¿Un psicólogo?, ¿Para qué? — Pregunta el mayor confundido — Yo no necesito eso, no estoy loco.

— Jimin, los que tratan los locos son los psiquiatras que algo completamente distinto. Los psicólogos orientan para dejar un trauma atrás, para avanzar cómo personas, para vivir mejor... — Jimin niega.

— No, no, no, no, yo no quiero... No quiero que nadie más sepa lo que me pasa, no... — Dijo Jimin asustado — ¿Por qué me dices eso?, No quiero contarle mis problemas a un desconocido o desconocida, no.

Jungkook suspira, se agacha quedando arrodillado frente al mayor, mientras este mantenía la cabeza baja, mirándolo con el rabillo del ojo.

— Ay Dios, este hombrecito a veces si se comporta como un niño de cinco años —  Dijo Jungkook con tono gracioso, mirando al mayor con ternura — Jimin, mírame.

— No.

— Mírame.

— ¡Qué no!

— Mi amor bello, mírame por favor — Insiste el pelinegro.

— ¿Cómo me llamaste? — Preguntó Jimin levantando la mirada mientras el rostro se le sonrojaba y en su rostro se dibujaba una tierna sonrisa.

— Mi amor bello — Le repite el chico de lentes y este suelta una risita nerviosa, cubriendo su rostro sonrojado. Acto seguido, vuelve a tomar sus manos, dando breves caricias en ellas, mientras este le miraba con brillo en sus ojos — Jimin... Esto no te lo digo para molestarte, pero es algo que te puede ayudar a superar todos esos traumas con los que has lidiado toda tu vida... — Posa sus manos en el rostro del mayor — Te mereces una vida feliz en dónde puedas ser libre.

— Contigo ya soy feliz de verdad... — Dice el pelinegro juntando su frente con la suya.

— Yo lo sé. Pero eso no es suficiente... Para que seas feliz de verdad, debes dejar tus traumas atrás. Te atan a la infelicidad y al dolor, lo digo por experiencia propia... Además. Yo quiero que seas feliz y, este es el primer paso que debes dar si quieres alcanzar la felicidad absoluta.

Jimin lo miró sorprendido, mientras pensaba un poco en sus palabras, reflexionando sobre todo esto, ¿De verdad había posibilidad de que él pudiera ser feliz y liberarse de esos fantasmas que lo persiguen y lo atormentan?

Una Fiebre Llamada AMOR • (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora