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— ¿S-señor Park?, ¿Cómo es que usted tiene la llave de la habitación de Jungkook? — Pregunta Ellen muy confundida.

Jungkook sólo lo miraba con los ojos abiertos como platos, mientras su cuerpo temblaba, Jimin sentía lo mismo pero trataba de disimular, así como buscaba una excusa creíble para explicar esto.

"Mierda, ¿Por qué no toqué?", Pensó Jimin mientras sentía que quería correr y meterse en una cueva oscura.

— Es que Jeon me dijo que no estaría y me había encargado algo para que le trajera, por eso me dejó su llave, pero... No pensé que ya había vuelto — Articuló Jimin sin sonar muy nervioso, mostrando una bolsita que no traía otra cosa más que la lencería que había comprado y quería enseñársela a él.

— Oh, no se preocupe señor Park, lo importante fue que pudo conseguirlo — Jungkook se acerca a él y le recibe la bolsa.

— No fue difícil conseguirlo. ¿Ya se van a preparar para la fiesta?

— Sí, señor, ¿Usted irá? — Responde Ellen.

— Claro que sí. Entonces, allí nos vemos — Dice Jimin mientras miraba a Jungkook y discretamente, acarició su mano de forma cariñosa para luego dirigirse nuevamente a la salida.

— Gracias, señor Park — Dice Jungkook justo antes de que el mayor desapareciera por la puerta.

— ¿Qué le encargaste al jefe? — Pregunta Ellen acercándose.

— ¡Accesorios!, Si, accesorios para la ropa, quedé encantado con unos cuantos pero no me quedó tiempo de comprarlos, así que le pedí el favor al señor Park de que me los comprara, sí — Dice Jungkook alejándose de forma rápida, él sabía perfectamente lo que había en esa bolsa y no podía permitir que Ellen lo viera — Me voy a cambiar para que me maquilles.

— Ok, te espero — Dice la chica viendo como Jungkook agarraba su ropa y se metía al baño.

Estando encerrado en el baño, Jungkook abrió la bolsa y observó las piezas de una lencería color negra con encaje de flores, que tenía una textura demasiado suave, el rubor subió a su cara de sólo imaginar cómo se vería eso en el cuerpazo de Jimin, mientras mordía su labio inferior de lo maravillosa que era la imagen mental.

— Ay, Jungkook contrólate, maldito hormonal... — Se reprende a sí mismo mientras volvía a guardar aquello en la bolsa, y luego lo esconde en el gabinete inferior del tocador. Luego abre la llave del lavamanos y echa agua en su cara para bajar aquél calor en el rostro, para empezar a cambiarse.

Cuando termina de ponerse el traje, sale del baño y ve a Ellen ya con todos sus cosméticos sobre el escritorio, cuándo se giró a verlo, la chica abrió la boca y los ojos mirándolo de arriba a abajo.

— Cierra la boca, se te va a separar del cráneo. ¿Me veo muy mal? — Pregunta Jungkook.

— ¿Mal?, Jungkook por favor, ¡Te ves hermoso! — Exclama Ellen — No quiero ni imaginar como te verás ya maquillado, te verás como un dios griego.

— Si tú lo dices — Dice Jungkook mientras se sienta en la silla, frente al espejo.

— Bien, comencemos a maquillarte.

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La noche había empezado a caer, toda la isla se estaba iluminando de colores hermosos, luces y música, lista para la celebración. Todos los del banco se estaban arreglando para dicho evento, en el que los requisitos según la cultura eran:

Primero, debían ir vestidos completamente de blanco, podían poner accesorios en su ropa, únicamente de color dorado. Segundo, debían ir maquillados de forma exótica y brillosa, y tercero, cada uno debía llevar un ramo de rosas de cualquier color.

Una Fiebre Llamada AMOR • (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora