CAPÍTULO 47

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Viernes 25 de abril

"¡Mr Darcy! ¡Qué bueno que haya venido a nuestra pequeña reunión!" dijo Lady Susan Wigham cuando entré en su casa esta tarde. Es confortable estar de vuelta en el mundo de elegancia y buen gusto, sin gente vulgar que me mortifique.

El salón de baile estaba repleto de gente refinada, muchos de los cuales conozco de toda mi vida. "Permítame presentarle a mi sobrina, Cordelia. Ella ha venido a visitarme desde el campo. Es una muchacha encantadora, y una consumada bailarina". Me presentó a Miss Farham, una bella rubia de unos diecinueve o veinte años.

"¿Le gustaria bailar, Miss Farham?" pregunté.
Ella se sonrojó delicadamente y murmuró: "Gracias, si".
Mientras la conducía a la pista, mis pensamientos me llevaron al baile de Netherfield, pero rápidamente los controlé y me obligue a pensar en Miss Farham.

"¿Hace mucho que está en la ciudad?" le pregunté.
"No, no hace mucho", dijo.
Al menos, creo que es lo que dijo. Tiene el hábito de murmurar, lo cual hace difícil oírla.
"¿Está Usted disfrutando de su estancia?"
"Si, gracias".
Se mantuvo en silencio.
"¿Ha hecho algo de interés?" pregunté.
"No, en realidad no".
"¿Ha ido al teatro, tal vez?"
"Si".
No dijo nada más.
"¿Qué obra vio?", insistí.
"No recuerdo".

"¿Fue a algún museo, tal vez?" pregunté, pensando que el cambio de tema podía alentar su conversación.
"No lo sé. ¿El museo es un edificio grande con columnas afuera? Si es así, estuve allí. No me gustó. Era frío y con corrientes de aire".
"¿Tal vez prefiera Usted leer libros a visitar museos?" le pregunté.
"No especialmente", murmuró. "Los libros son muy dificiles, ¿verdad? Hay tantas palabras en ellos".

"Es una de sus faltas innegables".
Elizabeth se hubiera reído ante esto, pero no había humor en la voz de Miss Farham cuando murmuró: "Exactamente eso pienso".
Continuamos en silencio, pero dándome cuenta que mis pensamientos me estaban llevando de nuevo a Elizabeth, me decidí a insistir.

"¿Quizás le gusta dibujar?" le pregunté.
"No especialmente", dijo.
"¿Hay algo que le guste hacer?" pregunté, oyendo una nota de exasperación en mi voz. Ella me miró más animada.
"Oh, sí, de hecho lo hay, me gusta jugar con mis gatitos. Tengo tres, Mancha, Parche y Raya. Mancha tiene una mancha negra, por lo demás es completamente blanco. Parche tiene un parche blanco en su espalda, y Raya..."

"Déjeme adivinar. ¿Tiene una raya?".
"Cómo, ¿Usted lo ha visto?" preguntó sorprendida.
"No".
"Debe haberlo hecho, si no ¿cómo podría saberlo?", dijo, mirando alrededor."Pienso que mi tía debe habérselo enseñado cuando yo no estaba".

Ella siguió hablando de sus gatitos hasta que terminó el baile. No permití que mi falta de éxito con mi primera compañera quebrantara mi resolución de disfrutar, y bailé todos los bailes. Volví a casa complacido de no haber pensado en Elizabeth más de dos o tres veces en toda la tarde. ¿Ella pensará en mi? ¿Pensará, tal vez, en mi carta? Me satisface que me haya creído cuando hablé de Wickham, porque no consultó a mi primo, Pero ¿entendió por qué le hablé así cuando le ofrecí mi mano? Debe haberlo hecho. No puede ser inconsciente acerca de su baja posición en la vida, y al reflexionar ella sin duda se dio cuenta que no fue poco caballeroso de mi parte hablarle de esa forma. Debe haber comprendido que tenía razón en hacerlo.

¿Y respecto a sus sentimientos sobre la forma en que actué con los afectos de su hermana?Ella verá ahora, espero, que actué de buena fe. No puede dejar de entender, o reconocer, que lo que hice estuvo bien. En cuanto a George Wickham, ella sabe ahora la clase de sinvergüenza que es. ¿Pero aún tiene sentimientos hacia él? ¿Aún prefiere su compañía a la mía? ¿Se estará riendo con él en estos momentos, en la casa de su tía? ¿Piensa ella que es mejor hablar con un hombre que tiene la apariencia de un caballero, a con uno que realmente lo es? Si ella se casara con él... No debo pensar en eso. Si lo hago, me volveré loco.

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