CAPÍTULO 45

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Miércoles 23 de abril

Esta mañana me desperté con el amanecer. Me dormí de nuevo, hasta que mi valet me despertó, me vestí rápido, e hice la copia fiel de mi carta. Fui al cuarto del coronel Fitzwilliam. Estaba en su bata de dormir cuando llegué, y su valet estaba por bañarlo.

"Necesito hablar contigo", le dije.
"¿A esta hora?" preguntó, riendo.
"Necesito tu ayuda".

Su mirada cambió. Le dijo a su valet que se retirara. "La tienes", dijo.
"Necesito que hagas algo por mí".
"Dilo".

"Necesito que sirvas de testigo de los eventos que se relatan en esta carta". Me miró sorprendido. "Contiene detalles de lo ocurrido entre Wickham y mi hermana". Palideció.
"No creo que debas divulgarlo a nadie".

"Los eventos han hecho imperativo que lo haga".
En breves términos dije lo que había pasado; que le había hecho una propuesta a Elizabeth y que me había rechazado.

"¿Rechazado?", me interrumpió en ese punto. "Por Dios, ¿qué puedes haberle dicho para hacer que te rechazara?".
"Nada. Sólo le dije lo que cualquier hombre sensible hubiera dicho", respondi. "Le dije de la lucha que tuve en dejar de lado la inferioridad de sus conexiones, el comportamiento cuestionable de su familia, la bajeza de su situación en la vida-"

"Sólo lo que cualquier hombre sensible hubiera dicho?" preguntó sorprendido. "Darcy, tú no eres así. No puedes haber manejado tan mal el asunto. ¿Insultar a una mujer y luego esperar que se case contigo?" Me sorprendió su reacción.

"No dije más que la verdad".
"Si todos dijéramos la verdad la infelicidad reinaría en el mundo, y particularmente en estas ocasiones. Algunas cosas es mejor que no se digan".
"Aborrezco la mentira", dije.
"¡Y yo aborrezco la estupidez!" respondió, entre divertido y exasperado. Entonces se puso serio. "Pero hacerle una oferta a Miss Bennet... confieso que me tomaste por sorpresa. No tenía idea que tus sentimientos estuvieran comprometidos".

"Tuve cuidado de no mostrarlos. No quería que nadie supiera. Pensé que los había superado".
"¿Pero eran demasiado fuertes para ti?"
Asenti, y aunque no lo admitiría a nadie más que a mí mismo, aún estaban ahí. No importa. Los superaría. No tenía alternativa.
"¿Serás mi testigo? ¿Estarás disponible para ella, si lo desea?" le pregunté.

"¿Estás seguro que no se lo dirá a nadie?"
"Estoy seguro".
"Muy bien. Entonces, así, lo haré".
"Gracias. Ahora debo dejarte. Espero dejar esta carta en sus manos esta mañana. Ella camina por el parque después del desayuno. Espero encontrarla alli".
Lo dejé con su valet y me fui al parque. No tuve que esperar mucho. Vi a Elizabeth y caminé hacia ella. Ella dudó, y creo que se hubiera vuelto si hubiera podido, pero sabía que la había visto, y fui hacia ella rápidamente.

"Estuve caminando por el parque esperando encontrarla. ¿Me hará el honor de leer esta carta?"
La coloqué en sus manos. Y luego, antes de que pudiera devolvermela, le hice una reverencia y me fui. De mis sentimientos mientras regresaba a Rosings no diré nada. Casi ni sé cuáles eran.
La imaginé leyendo la carta. ¿Me creerá? ¿Pensará mejor de mi? ¿O la descartará como una mentira? No tenía forma de saber.

Mi visita a mi tía está llegando a su fin. Me iré mañana con mi primo. No podía irme sin saludar a los de la parroquia, pero tenía miedo de la visita. ¿Cómo me miraría Elizabeth? ¿Qué diría ella? ¿Que diría yo?

El azar quiso que Elizabeth no estuviera allí. Dije lo apropiado al señor  y la señora s Collins y luego me fuí.

El coronel Fitzwilliam volvió después, quedándose por una hora para que Elizabeth pudiera hablar con él si lo deseaba, pero ella no regresó. Sólo puedo esperar que haya aceptado que le dije la verdad, y que sus sentimientos hacia mi sean ahora menos hostiles. Pero cualquier otro tipo de sentimientos... esas esperanzas están perdidas.

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