Hoy era el último día. Bueno en sí fue ayer. La alarma sonó a las 5:30 de la mañana. Desperté a María José y me metí a baño. Giré la llave de la regadera y está se abrió. Me quité mi ropa y el agua comenzó a caer sobre mi cuerpo.
El agua tibia relajaba mi cuerpo. Tomé el shampoo y puse un poco de él en mi mano. Después lo puse en mi cabeza e hice movimientos circulares. Agarre la esponja, la remoje y le puse jabón.
Cerré la llave de la regadera y comencé a tallar todo mi cuerpo.
-¡Hera!-gritó Hellen.
-¿Qué pasa?
-¿Tienes shampoo?
-Sí, si tengo.
-¿Me regalarías un poco?
-Pasa.
La puerta se abrió. Tome el shampoo y se lo di.
-Gracias.- me agradeció Hellen. Salió del baño y cerró la puerta.
Al terminar de lavar mi cuerpo, abrí la llave y me enjuague. Cerré de nuevo la llave, tomé una bata y me la puse.
Lave mis dientes y me puse crema en todo el cuerpo. Salí del baño y me senté en la cama.
-¿Sabes a qué hora nos vamos a ir?- le pregunté a María José.
-Nos vamos a las 6:30.
Abrí mi maleta y observe la ropa. Todo el día estaríamos viajando, así que tendría que escoger algo cómodo.
Tome un pants gris de tubo y una playera blanca. Me puse mi ropa interior y luego lo demás.
Entre al baño y cepille mis dientes y mi cabello. Al salir escuche varias risas fuera de la habitación.
Me asome por la puerta, eran las chicas juntó a Luke riendo.
Otra vez entre al baño y tomé todas mis cosas, revise bien y al parecer ya no había nada mío. Revise el cuarto por arriba y por debajo y también tome todo lo mío. Lo guarde en mi maleta y la cerré.
Las chicas ya habían arreglado sus cosas.
-Hera, ¿puedo pasar?
-Adelante.
No había reconocido la voz. Gire para ver quién era. Era Jay. Camino hacia mí y me abrazó. Sentí un gran alivio cuando él me abrazó.
En este mes Jay se había convertido en alguien demasiado importante para mí. Jay estaba para mí en las buenas y el las malas. Se preocupaba mucho por mí.
-Sé lo que paso. Sé cómo te sientes.-me dijo.
Se sentó y me sentó encima de el. Beso mi frente y me abrazo de nuevo, pero ahora con más fuerza.
-Sabes, en este corto tiempo tú te has convertido en una hermana para mí. Después de todo el sufrimiento que tuve, pensaba que no volvería a ser feliz de nuevo. Pero entonces, entonces llegaste tu y me alegraste mi vida por completo. Con el hecho de ver tu personalidad supe que mi felicidad había regresado.
No sé cómo ni porque fuiste tú, pero no me arrepiento de haberte conocido. Jamás lo haría. No solo me hiciste feliz a mí. También hiciste feliz a mi padre. ¡Mi padre!-gritó feliz.- Hera, estoy muy agradecido con Dios por enviarte a mi vida.
-Jay-limpie mis lagrimas- deja de ser tan cursi.
-Lo siento, es que es la verdad.
-Voy a extrañarte demasiado.
Su perfecta sonrisa se borro.
-Ojala esté día nunca acabara. Pero bueno, todo lo bueno tiene un final. Tenernos que disfrutar estos momentos antes de que te vayas.
Nos paramos y tomo mi maleta. Salimos de la habitación y bajamos a la recepción. Todos ya estaban ahí, nosotros éramos los únicos que faltábamos.
Pusimos todas las maletas en el maletero y subimos a la camioneta.
Jay me dijo a él le tocaba manejar.
Hellen y Carlos. María José y Sam...Luke con Emma. Con los demás no me llevaba así que viéndolo bien, me iba a ir sola.
Quizá lo mío sea estar jodida, era mi cruel realidad y no puedo cambiarla.
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365 cartas para ti
Teen FictionCada día hay una nueva carta. Cada carta tiene un sentimiento diferente. ¿Leerias las 365 cartas que te escribí?