Carta 235

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No puedes renunciar a alguien  en el que piensas  todos los días. Hoy no era un día común en el que pensara en Luke, hoy pensaba en mi padre. Podrá haberse portado como el peor padre del mundo, pero es mi madre, y lo quiero. 

Como estaba sola, decidí ir a comer a un restaurante bonito en la ciudad. Mientras buscaba el lugar donde comería, me encontré a mi padre junto a su familia. Ellos estaban sentados en una banca mientras comían un helado. Meliá abrazaba a mi padre y daba pequeños besos en sus mejillas. Leila les tomaba fotos y Emmanuel se reía de ellos. Prácticamente lucia como la verdadera familia feliz que eran.

Me rompía el corazón saber que mi padre estaba bien sin nosotros, sin mi y sin Hades. Creí que solo era un pequeño berrinche de él,pero no lo fue, no fue así. Todo era real.

Mil lagrimas salían en silencio. Quería correr hacia mi padre y abrazarlo, decirle que lo extrañaba y decirlo lo tanto que lo quiero. Necesitaba un abrazo, una beso, una palabra, lo que fuera, pero necesitaba algo de él. Dí un gran suspiro y seguí caminando.

El hambre se me quito y regrese a mi casa. Me recosté en el piso y comencé a llorar. No quería que mi padre se disculpara, no pido nada de eso. Solo quiero que él vuelva. Estoy sola, y odio mas que nada en este mundo la sensación de soledad en mi alma. 


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