Cuando ya estaba a punto de salir de la casa,para ir a la biblioteca, llamaron del hospital. Liz fue la que me detuvo, ella contestó el teléfono. Sus expresiones al hablar al teléfono eran horribles, de susto y miedo. Algo dentro de mi me decía que estaba pasando algo malo.
Al colgar, Liz me tomo a mi y a Luke del brazo y nos metió al auto. En todo el camino ella iba seria, algunas lagrimas salían de sus ojos. Luke la miraba y parecía que con el hecho de que intercambiaran miradas se contaran lo que pasaba. Tomo mi mano y la apachurro. Temía dentro de mi. Llegamos al hospital y corrimos hacia la habitación de mi padre.
Todo el pasillo estaba lleno de sangre. Policías y tipo detectives. Anita lloraba a mares. Mi mundo se estaba derrumbando. Corrí hacia la habitación de mi padre y ya no había nadie ahí.
Sentía la mirada de todos. Miradas de lastima y dolor. Detrás de Anita había dos señores vestidos de negros, ellos estaban sangrando de sus manos y estaban esposados.
Camine hacia ellos, y sin motivo alguno comencé a pegarles. Luke me tomo por la cintura y jaló hacia el. Me abrazó y sus lagrimas empezaron a salir.
Me sentía más rota que nunca.
Nadie me decía nada. No sabía si mi padre estaba muerto o vivo. El simple hecho de pensarlo me mataba.
Me aleje de Luke y me senté. Un policía camino hasta mi y se sentó a mi lado. Le pidió a todos que se fueran, que nos dejaron solos.
Lo miré y el me miró.
-No deberías estar triste.-me dijo con media sonrisa.
-¿Por qué no debería estarlo? nadie me ha dicho que paso con mi padre.
-No te diré los detalles, el está bien.
Lo volví a mirar y su mandíbula estaba tensa.
-No me mienta, por favor. Es el hombre al que más amo.
-Está en peligro. No sé sabe si morirá o vivirá.
-¿Qué fue lo que pasó?
-No puedo decirle señorita.
-Sí puede, más bien no quiere. Imagine esto. ¿Tiene hijos?-el asintió.- Imagine que cuando llega a su casa, las paredes y el piso están llenas de sangre. Todos lo miran con pena. En su casa hay miles de policías y detectives y ¡nadie!¡nadie quiere decirle la verdad!-estaba poniéndome muy alterada-¿Acaso no le gustaría saber la verdad?
-Pues sí,pero....
-Pero nada. Señor policía. Su traba es tener a salvo a la personas. Yo estoy en peligro.
El sé paró y me dio la mano. Caminamos hacía el jardín y nos sentamos en una de las bancas. Miré su gafete y se apellidaba Mallete. Nombre completo Taylor Mallete.
El no era tan viejo, creo que era el policía más joven que había visto. No podría creer que tuviera hijos.
-¿En serio quieres saber lo que paso?
-Sí, muy segura.
-Prefiero que tu papa llegue a estar mejor para contarte. Algo que he aprendido en mi corto tiempo como policía es que es mejor guardarse cosas para no dañar corazones.
Su teléfono empezó a sonar.
-Deberías entrar al hospital, hace mucho frió aquí afuera, te enfermaras.
Le hice caso y entré. No quería aferrarme a la idea de que mi padre moriría. Tenía esperanza y fe ante toda esta situación.
Miré el reloj. Siete y cuarto de la noche.
Se suponía que hoy iba ir a la biblioteca para poder leer y ver a Eithan. Pero las cosas cambian en segundos.
El doctor que estaba entendiendo a mi padre, le dijo a Liz que lo mejor era que nos fuéramos a casa, que no iba a servir de nada que nos quedáramos, ya que el resultado...si vivía o moría no lo darían en 24 horas.
Yo quería quedarme, pero me obligaron a salir de hospital. Cuando digo, me obligaron me refería a que Luke me sacó cargando de ahí.
Al regreso de la casa, nos paramos frente a la biblioteca, ya que enfrente de ella vive la mejor amiga de Liz, y pasaríamos la noche ahí. ¿Razón? No lo sé.
Al bajar del auto, noté que la biblioteca aún seguía abierta.
-¿Liz?
-¿Qué pasa mi niña?
-¿Podría ir a caminar un rato?Necesito un gran respiro.
Ella se quedo pensando.
-¿Quieres estar sola,cierto?
En gran parte,sí.
-Solo un rato¿si?
-No te preocupes-camine hacia ella-estaré bien.
La abracé y bese su mejilla. Esperé a que entraran a la casa y camine hacia la biblioteca. Entre y el perfecto olor a libros entro por mi nariz. Mire por todos lados y no veía a nadie. Sara no estaba en su lugar. No creo que hallan olvidado cerrar la biblioteca, sería un pecado.
Camine por los pasillos, nadie. Un pensamiento "malvado" paso por mi mente. Si era la única en la biblioteca, podría robar libros. Sueño de todo lector. Sí lo hacia, sabia perfectamente que después tendría un gran remordimiento en mi cabezota. Así que mejor no lo haré. Digamos que mejor, tomaré un prestado.
Iba a ir por Crónica de una muerte anunciada, por que ayer, por la culpa de Luke, no pude pedirlo. En el pasillo, había una persona sentada.
Un escalofrió recorrió mi cuerpo. En vez de irme corriendo, preferí caminar hacia la persona. Está se paró y limpio su trasero. Se giró y nuestras miradas se conectaron.
-¿Eithan?¿Qué haces aquí?
-Hoy me toca cerrar la biblioteca.
-Pero ya es muy tarde. ¿Por qué no te has ido?
-Por dos razones.
-¿Cuales?
-La primera-me sonrió.-No tenia Internet en mi casa y aquí termine mi tarea con la ayuda de los buenos libros.
-¿Y la segunda?-curiosa se nace.
-¿La segunda?-se empezó a reír. Su risa era música para mis oídos.
Dejo el libro que tenía y lo puso en su lugar. Acomodo su largo pelo y mordí sus delgados labios.
-El día de hoy, muchas personas vinieron a la biblioteca, algo nada común. Hoy vi a muchas personas, un mar de personas, pero no te vi a ti. La razón por la que deje abierta la biblioteca hasta-miro su reloj-casi las 10 de la noche, fue porque sabría que vendrías.
Sentí mis mejillas arder.
-Tú ayer me dijiste que ibas a venir, yo lo único que hice fue esperarte.
-Me esperaste mucho tiempo.- tenía que admitirlo.
-Yo te esperaría toda la vida.
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365 cartas para ti
Teen FictionCada día hay una nueva carta. Cada carta tiene un sentimiento diferente. ¿Leerias las 365 cartas que te escribí?