Al salir del trabajo le pedí a Hera a que viniera a mi casa. Prácticamente la obligue y la cargue hasta llegar a mi habitación. Hera se sentó en la silla giratoria y miro toda mi habitación. Por cuarta ocasión en lo que va del año volví a arreglar y pintar la habitación,todo un récord en la vida de algún adolescente.
Esta vez la dejaría así, la habitación se ve más amplia y más masculina. Mi mirada seguía en Hera, observaba detalladamente todo lo que hacia.
-Tengo mucha hambre-dijo sin mirarme.
-¿Que quieres que te prepare?
-Lo que sea, pero lo necesito ahora.
Asentí y tome las llaves de mi habitación, salí y le puse seguro a la puerta. Baje a la cocina, prepare rápidamente dos emparedados de queso y serví jugo de arándanos. Me senté un poco en una silla a descansar, había hecho todo muy rápido y recordé que le puse seguro a la puerta, así que Hera no podía huir.
-Sea lo que sea, no lastimes a Hera-me dijo Hooder bajando por las escaleras.
-¿De que hablas?
-La trajiste para que te ayudara a reconquistar a la zorra que quieres como novia.
-No la llames zorra.
-Solo digo lo que es verdad.
-¿A ti que te importa si lastimo o no a Hera?
-Mucho, ella es importante para mi. Y no vayas a empezar con tus idioteces de "¿Te gusta", por que no, no me gusta.
Puse los emparedados en una charola junto a los vasos y camine hacia la escalera ignorando completamente a Hooder.
-Sí le vueles a romper el corazón-dijo tomándome con brusquedad del brazo-te arrepentirás de haber regresados del campamento.
Me soltó y salio de la casa.
Terminamos de comer y ella seguía sin mirarme, su mirada estaba clavada en la ventana. Su teléfono empezó a vibrar, me levante rápido y se lo arrebate de las manos. Era Eithan. Acepte la llamada y puse el altavoz.
-Hera,te tengo una buena noticia.
-¿Cual es la buena noticia?-le pregunte.
-¿Lucas?
-El mismo, ¿que pasa Eithan?
-¿Donde esta Hera?
-Aquí, conmigo.
-¿Podrías pasarmela?
-Esta en altavoz.
Hera trataba de quitarme el teléfono pero le era imposible.
-Por favor, quita el altavoz. Necesito hablar con ella.
-No, no quiero.
-Eithan...-habló Hera.
-¿Hera?¿estas bien?
-Sí-se sentó cansada en el borde de la cama-¿cual es la buena noticia?
-¿No importa que la escuche Lucas?
-Sí importa, pero no tengo opción.
-Bueno, mi padre regresó a Sydney para inscribirme en una escuela, yo pensaba que no sería posible porque ya llevamos un tiempo de entrar, pero mi padre los convenció y el sábado ya estaré por allá.
Los ojos de Hera brillaron como dos esferas en el árbol de navidad, su sonrisa quería salirse de su cara y mejillas se sonrojaron.
-¿Hablas en serio?-preguntamos al unisono.
-Jamas te miento.
Rodee los ojos.
-No puedo creerlo-tapo su cara.
-No sabes cuanto deseo que la semana termine, te necesito.
Hera miro el teléfono y unas lagrimas salieron de sus ojos.
-Yo también te necesito.
Colgué y lancé el teléfono a la puerta.
-Que asco me dan.
-¿Por que lo lanzaste?-se paro y levanto el teléfono-¿estas demente?
Alcé los hombros.
-¿Ya me dejas ir?Tengo cosas que hacer.
-No, no te iras de aquí hasta que Melissa se contente conmigo.
-¿Yo que tengo que ver con ustedes dos?
-Tu iniciaste el problema.
-¿Yo?-se burló.
-Sí.
-Dame una razón.
-Mmm, no.
-Dímela.
-No quiero, solo es tu culpa.
-Siempre es mi culpa.
-¿Que hago para que me quiera de nuevo?
-No lo sé.
-Sí lo sabes.
-No, no lo sé. Todas las mujeres somos diferentes. Ella y yo lo somos.
-Ustedes son iguales.
-No lo somos. No me compares con una persona como ella por favor.
Reí y me levante.
-Sí son iguales.
-¡Que no Hemmings!-la tome de la cintura y me acerque a sus labios.
-Sí lo son, las dos se ponen nerviosas cuando estoy cerca de ustedes.
-No estoy nerviosa-dijo seria. Bese sus labios creyendo que se pondría a temblar o algo parecido, pero no. ¡NO PASO! Hera no estaba nerviosa, no más.
-Debes entender de una vez que mis sentimientos por ti se esfumaron.
-No se puede, no tan rápido.
-Sí se puede. Sí tardamos en enamorarnos 3 segundos, podemos desenamorarnos en otros 3.
-Tu no tardaste 3 segundos.
-Pasaron meses,días y dolores, pero lo hice.
Baje mi mirada y se alejo de mi.
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365 cartas para ti
Teen FictionCada día hay una nueva carta. Cada carta tiene un sentimiento diferente. ¿Leerias las 365 cartas que te escribí?