Está mañana, invité a mi familia a desayunar. Los lleve al restaurante de la mamá de Eithan. Al salir de la casa, Emmanuel y yo subimos al auto junto a mi padre.
-¿Qué esperan?-preguntó mi padre.-Mi estomagó necesita comida.
-Argus...no vamos a caber.
Mi padre nos miró y nos sonrió.
-Suban al auto, si cabemos.
Emmanuel me pidió que me sentara en sus piernas. El abuelo entró y cargó a Hades, después entró Emiliano y cargó a Meliá. Leila se fue adelante, de copiloto.
-Les dije que sí íbamos a caber-dijo mi padre burlón.
-Tú vas cómodo, yo ya no siento mi....-dijo mi abuelo.
Todos reímos y mi padre encendió el auto. Yo lo iba guiando. No sabía cual era la dirección, solo recordaba las calles.
Mi padre iba muy lento, los que estábamos atrás íbamos todos apretados. Originalmente, el auto era utilizado por 4 personas. Mis padres, Emmanuel y yo. Ahora eramos 8. Mi padre tenía que comprarse una Mini Van o algo parecido para que todos pudiéramos estar cómodos.
Al llegar, mis piernas se sintieron liberadas. Entramos al lindo lugar, un señor nos juntó dos mesas para que pudiéramos caber todos. Nos sentamos y nos entregaron las cartas con el menú.
-Qué lindo lugar Hera.-me dijo Leila.
Miré a Meliá y ella me miraba mal. Desde el día que llegó me a ignorado completamente. Yo jamas desee tener una hermana, de pequeña estaba bien, tenía dos hermanos geniales y no me hacia falta nadie más. Cuando tenía alrededor de 12 años, veía a mis amigas jugar, pintarse y hacer cosas femeninas con sus hermanas. Nunca le encontré la chispa de tener una hermana. Pero ahora, me duele un poco. En lo personal, pienso que Meliá esta celosa, ya que su madre me da más importancia a mi que a ella. Leila me trata como si fuera su hija, eso no esta mal, a mi me gusta, pero Meliá se lo tomaba muy en serio.
Nuestra casa era grande. Hay más habitaciones de las que necesitamos. Emiliano y Hades quisieron compartir el cuarto con Emmanuel. Ese cuarto era el segundo más grande de todos. Por otro lado, Meliá le pidió a su madre que ella quería un cuarto para ella solo. Leila le dijo que compartiera el cuarto conmigo, pero ella se negó. Esa noche me moleste bastante con ella. Hizo trabajar hasta madrugada a mi abuelo y a mi padre para que su cuarto quedara como a ella le gustaba.
Inesperadamente, todos pedimos waffles. Minutos más tarde, una chica con demasiado parecido a Eithan nos entregó la comida.
La puerta se de la entrada se abrió, un chico con bastante cajas entró. Las dejó en una mesa y acomodo su pelo. El chico me miró y me sonrió. Su sonrisa, desde que lo conocí, era lo más bonito que podía contemplar. El se acercó hacia mi.
-Buenos días familia Riley-dijo Eithan-me alegra verlos.
-Eithan, amigo.-dijo mi abuelo. Sonreí ante su "amigo".-siéntate con nosotros.
-Lo siento, estoy trabajando. Mejor otro día.-dijo apenado.
-Está bien, esperare ese día.
Eithan besó mi mejilla y se fue hacia la cocina.
-Ahora veo porque nos trajiste a este lugar-comentó Hades con una sonrisa picarona.
Terminamos de pagar y Eithan me entregó la cuenta. Mire la nota.
"Esté desayuno es por parte de la casa, tengan un lindo día."
Mi padre me quitó la nota, la leyó y sonrió.
-Hija, el es un hombre de los que vale la pena.-dijo con sinceridad.
Mi familia se paró y camino hacia la puerta de salida. Mi padre me dijo que tenía que agradecerle personalmente a Eithan por el desayuno.
Espere a que saliera de la cocina. Saqué mi teléfono y me miré en el reflejo. Acomodé mi pelo y puse un poco de balsamo en mis labios.
Salió de la cocina y se sentó a mi lado.
-Gracias por pagar el desayuno, fue muy lindo de tu parte.
-No es nada.
-Claro que lo es, somos 8 personas las que comimos. Debo pagártelo- saque mi cartera y el me la quitó.
-No me vas a pagar nada, en serio, no te preocupes.
-Tengo que pagártelo de alguna manera.
-Así que me quieres pagar...perfecto.
Eithan me tomo de la mano y me llevó hacia la cocina. Todos ahí dentro me miraron.
-Eithan, ¿donde pusiste las cajas?-le preguntó una mujer.
-Madre-la mujer me miró.-ella es Hera. Hera, ella es mi bella Madre.
Su madre se quitó los guantes y me abrazó. Al parecer abrazar estaba de moda.
-No sabes cuanto he escuchado sobre ti-dijo riendo. Eithan se sonrojo.
-En serio Hera.-dijo una chica.- Cada que Eithan llega de la escuela y de la biblioteca, lo primero que hace es hablar de ti.
-Cállate Rubí.-le gritó Eithan.- Ella es mi hermana.
-Mucho gusto linda.-me dijo.-te abrazaría, pero estoy llena de harina y no me gustaría ensuciarte.
Mi teléfono vibraba. Era mi padre.
Papa 11:09am
"Hera, me haré viejo aquí. No quisiera interrumpir, pero Meliá ya se desespero."
Giré mis ojos.
-Tengo que irme. Lo siento
-¿Ya la invitaste a cenar?-le preguntó su madre.
-Lo olvidé. Hera, mañana en la noche mi madre hará una cena muy importante, ya que su restaurante ganó popularidad. ¿Te gustaría venir?
-Claro.
-Perfecto-dijo su madre.
-Pasó mañana por ti. A las 8:11.
-De acuerdo-me despedí de su hermana y su mamá.-Hasta mañana.
Salimos de la cocina y me llevó hasta el auto.
-¿Como tengo que ir?-le pregunté.
-Todas irán con vestido, así que sí quieres, puedes ir con vestido.
-Está bien.-me despedí de el y subí al auto.
Mi padre prendió el auto y acelero. Miré por espejo retrovisor y el miraba el auto. Estaba sonriendo. Llevo sus manos a su cara y se sentó en la banqueta. Volvió a mirar el auto y suspiro.
Lentamente, Eithan estaba reconstruyendo mi pobre corazón roto.
ESTÁS LEYENDO
365 cartas para ti
Teen FictionCada día hay una nueva carta. Cada carta tiene un sentimiento diferente. ¿Leerias las 365 cartas que te escribí?