Es tan doloroso no saber cómo subirle el ánimo a la persona más importante para ti. Hace unos minutos, mi padre llamó a Hera. Ella lo puso en altavoz y así pude escuchar la conversación. Mi padre que no volviera a casa, que ella ya no era bienvenida a esa casa...ni a su vida. Es tan doloroso no saber cómo subirle el ánimo a la persona más importante para ti. Mi padre es un maldito.
-Puedes quedarte con nosotros.-le dijo Margo a Hera.
-Muchas gracias-dijo triste-pero no puedo aceptar eso.
-Claro que puedes. Tú eres parte de nuestra familia.
-¿Quieres que te dejemos sola?-le preguntó Eithan.
Ella asintió y nosotros salimos de su habitación. Al cerrar la puerta Hera puso música a todo volumen. Eithan y yo nos sentamos fuera de la habitación. Pasaron horas y horas y Hera seguía con la música a todo volumen. Yo me desespere y entre a la habitación. Busque por toda la habitación y ella no estaba. La ventana estaba abierta.
-Ya sé donde está-dijo Eithan con seguridad. Salió por la ventana y yo lo seguí. Caminamos hasta unos rosales y ahí estaba ella. Tenía una foto en sus manos y caían lágrimas de su rostro. Mi padre a mí también me dijo lo mismo, pero como nunca fue un padre para mí, no me dolió en lo absoluto.
Hera nos miró y nos sonrió de lado.
-Estas rosas me recuerdan a las que poníamos cada primavera en el patio trasero.-Cuando éramos pequeños. Mi madre compraba muchas plantas y flores. Días antes de la primavera nos ponía a hacer hoyos en el jardín y luego las sembrábamos. Era muy divertido. Siempre terminábamos llenos de luego porque jugábamos a la cocinita y hacíamos pasteles. –Recuerdo la vez que mi mama me lanzó el pastel de lodo en la cara.-sonrió mostrando sus dientes.-Amaba las peleas de lodo.
-No olvides la vez que mama hizo un pastel de lodo para Betty la vecina rica.
-¿Un pastel de chocolodo?-preguntó Eithan.
-Es que cuando Betty salía a pasear a su estúpido chihuahua siempre dejaba sus eses en nuestro patio y mi mamá se enojaba porque aunque era un perro muy pequeño sus heces eran del tamaño de la de un elefante. —dijo Hera asqueada.
-Y un día mi mamá hizo un pastel de chocolate y lo relleno de lodo. Nosotros le pusimos chocolodo. Sabia rico-dije riendo.
-Qué asco-dijeron Hera y Eithan al unísono.
-¿Y si se lo comió?
-Sí-Hera y yo nos empezamos a reír.-de hecho le pidió la receta a mi mamá. Fue épico.
-Esos eran buenos tiempos.-Hera volvió a desanimarse.
Eithan se acercó a ella y la abrazó.
-Hera, se que lo que te dijo tu padre es muy duro para ti. El tomó una decisión y tienes que respetarla. Además yo pienso que ustedes estarán bien sin él.
-¿Por qué?
-Estos días que han estado conmigo y con mi familia me lo han demostrado. Ya no lo necesitan y aunque suene cruel...el ya no los necesita a ustedes.
-Mi padre prefirió a su verdadera familia.-hablé en voz baja.
-¿Por qué dices eso?-me preguntó Eithan.
-Es obvio. Prefiere mil veces a Leila "el amor de su vida" y a sus hijos Emiliano, Meliá y su favorito Emmanuel.
-Creí que Emmanuel era tu hermano de sangre.
-Lo es, pero siempre ha sido su favorito y como se parece a él...ya sabes.-
-Mi padre es una mierda.-dijo Hera limpiándose sus lágrimas.-no sé ni porque estoy llorando.
Eithan besó su mejilla y entrelazaron sus manos. Eran tan lindos juntos.
-Sin ti estaría perdida.-le dijo Hera a Eithan.
-Pero el destino me hizo encontrarte.
-Dejen de ser tan cursis.-les dije con un gesto de asco.
Ellos se rieron y me lanzaron pasto.
-¿Es en serio lo de vivir con ustedes?-le pregunté a Eithan.
-¡Hades!-gritó Hera.
-No te preocupes Hera. Hablamos en serio. No nos cuesta nada que vivan con nosotros, de hecho, sería un honor.-Hera hizo una mueca.-Además, mi abuela se ha encariñado tanto con ustedes que no los dejarían irse.
-Tu abuela es mi crush.-le dije.
-Maldito enfermo.
Sonreí como depravado sexual y me le lance a Hera.
- No sé si hay algo más genial que pasar el día con ustedes, y verlos sonreír.
-Y a nosotros nos dices cursis.
-Todo el mundo tiene su lado cursi-bese la mejilla de Eithan.- ¿No lo crees lindo cuñado?
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365 cartas para ti
Teen FictionCada día hay una nueva carta. Cada carta tiene un sentimiento diferente. ¿Leerias las 365 cartas que te escribí?