"Inscripciones abiertas para un viaje a Leoben, Austria y a su cárcel de máxima seguridad, que en vez de ser la peor de todas, es la mejor de todo el mundo. Hay cupos disponibles, no te quedes con las ganas de conocer donde habitan los delincuentes más buscados. ¿Te interesa? Aquí abajo tenemos más información..."
—Reconozco esa mirada, Cash. Así que ni te atrevas si quiera a pensarlo—le advirtió Lola al notar el brillo en los ojos de su amiga al leer el anuncio que estaba pegado en el periódico escolar.
—Oye, es nuestra oportunidad de tener a esas personas muy cerca.
—Error. Querrás decir tu oportunidad. Yo no tengo deseos de ser acosada por esos delincuentes—se frotó los brazos incómoda—de solo pensarlo me da escalofríos.
—Estudiar Derecho trata de estar al pendiente de los que violan las leyes de los derechos humanos, ¿no? Y es preciso interactuar con los sujetos activos, aunque sea por una vez porque más pronto que tarde tendrás que verlos fijamente y mandarlos tras las rejas.
El entusiasmo en sus palabras desconcertó a Lola y arrugó la nariz.
—¡Yo no voy a litigar! Ya te dije que quiero trabajar en una notaría pública, crear y leer testamentos o escrituras, Cash. Nunca le veré el rostro a ningún criminal.
—¿Quién te dijo que yo no soy una criminal? Me has visto la cara durante dos años enteros—sonrió con malicia. Lola puso los ojos en blanco y resopló.
—Eres criminal solo de mente. Ahora dejemos por la paz el asunto de ir a Austria.
—Aguafiestas. Sería fantástico visitarlo.
Reanudaron la marcha hasta la cafetería donde les esperaba una fila extensa de estudiantes que esperaban su turno para abastecerse de comida chatarra. Shelby descubrió entre la multitud a Trenton Rex—quién solo estaba a una persona por pasar a coger su almuerzo—y tiró del brazo de Lola hasta llegar a él. Le había hecho tantos favores que ya había llegado el momento de cobrárselos. Lola, como de costumbre, se quedó detrás de ella mientras Shelby lo arreglaba. A su amiga le daba bastante vergüenza hablarle a ese patético chico que le ponía los pelos de punta.
—Hola, Trenton—lo saludó amablemente y se puso de puntillas para supervisar el almuerzo diverso que se extendía a dos metros.
—Hola, Shelby, hola Calvin Lola—la saludó de vuelta riéndose—ya sé que es lo que pretendes—achicó los ojos.
—Es Lola Calvin—Lola corrigió a Rex con las mejillas sonrojadas, pero él a penas y la miró.
—Pretendo que nos cedas un lugar—agregó Shelby sin quitarle la vista de encima al único burrito que quedaba sobre la bandeja.
—Uhm—dijo él, pensativo—de acuerdo, pero me debes otro aventón a mi casa.
Shelby lo fulminó con la mirada y asintió en contra de su voluntad.
—Anda, Lola. Sirvámonos el almuerzo—llamó a la rubia y esta se aproximó a ella, dejando a Trenton detrás—por cierto, cretino, ¿Qué hay de tu novia? Ayer estaba llorando y no era por ti—continuó diciendo mientras colocaba el obeso burrito en su plato.
—Katia necesita un buen psicólogo—elevó las cejas tan alto que casi tocaron el inicio de su cabello—rompimos hace unos minutos. Fue una escena sangrienta—cogió una botella de leche fría y unas galletas. Fijó su atención en Shelby y después en Lola—nadie más que ustedes, sabe que rompimos. Katia decidió que no era necesario hacer pública nuestra ruptura porque piensa que regresaremos antes de lo esperado; aunque por mi parte lo veo imposible—se encogió de hombros—desde hace unos meses me ha estado atormentando otra chica y en unos días más, veré si puede existir algo entre nosotros—Rex miró sin disimulo a los ojos de Shelby durante un momento. Ella sintió que iba a vomitar. ¿Trenton enamorado de alguien que no fuese Katia, la chica más ardiente de toda la ciudad? De pronto notó que su amiga se había puesto lívida y en sus ojos se iban acumulando lágrimas. Y segundos después, Lola echó a correr lejos de la cafetería, dejándola petrificada.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Mystery / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...