«Shelby Cash» [PERSPECTIVA NARRADA POR ELLA]
La sensación que me embargaba en todo el cuerpo era en cierto punto, placentera y a la vez dolorosa. Egon fue bastante cuidadoso conmigo hasta que se dio cuenta que podía resistir un poco más de fuerza. Había dejado de ser virgen a manos de un homicida y alcancé las estrellas gracias a él. Habíamos parado de hacer el amor porque Egon recibió una llamada y se vistió rápido para contestar afuera de la habitación, dejándome sola y desnuda en la cama. Pero había un minúsculo detalle que me impedía seguir recordando el momento: Ninguno de los usamos protección y había demasiadas posibilidades de quedar embarazada o quizás de... sacudí la cabeza de sólo pensarlo. Egon era un chico sano y no tenía ninguna enfermedad, pero eso no podía tranquilizarme. Se había acostado con demasiadas mujeres que... me abracé a mí misma, obligándome a guardar la calma y no pensar en incoherencias. Y en lo que él volvía, me apresuré a ponerme mis pantalones y mi blusa sin tomarme la molestia de usar ropa interior. Quité rápidamente las sábanas y corrí al baño a lavar la parte donde estaba la evidencia de la pérdida de mi virginidad, además aproveché a asearme también. Coloqué la sábana a lo largo de la cortina del baño y regresé a la habitación con la esperanza de hallar a Egon de vuelta, pero no fue así. Me pegué a la puerta y a través del picaporte logré verle parte de su rostro: duro como una roca y la mandíbula apretada. Sostenía con fuerza el teléfono contra su oreja y maldecía entre dientes. Retrocedí de inmediato al darme cuenta que se disponía a entrar y me lancé a la cama como quién no quiere la cosa. Necesitaba preguntarle sobre su estado de salud a como diera lugar. Cuando Egon entró a la habitación y me vio, juntó las cejas y guardó el teléfono en sus pantalones.
—¿Por qué estás vestida? —inquirió— ¿A dónde han ido las sábanas?
—Las he lavado—respondí, mordiendo el interior de mis mejillas—y bueno, antes de ser del todo tu esclava este día, necesito hablar sobre ciertas cosas que me tienen preocupada.
El rostro de Egon se suavizó y se arrodilló frente a mí, con los ojos más curiosos jamás vistos.
—¿De qué se trata?
—Egon, no usamos protección—comencé a decir y él esbozó una sonrisa torcida y yo parpadeé—puedo quedar embarazada.
—¿Eso te preocupa?
—¿A ti no?
—No lo había pensado—reconoció—pero no creo que suceda.
—Bueno—repuse—y la otra cosa que me tiene más tensa es que... la verdad no creo que seas un chico enfermo de alguna enfermedad contagiosa, pero dadas las circunstancias, has estado con muchas chicas y...
Él asintió, comprendiendo a lo que me refería y se sentó junto a mí. Sus ojos negros tenían diversión y yo asumí que le encontraba gracioso ver mi cara perpleja.
—Yo siempre utilizo preservativos cuando tengo sexo—dijo—jamás lo he hecho sin protección, excepto dos veces, lo cual es cómico y puedes estar tranquila.
—¿Qué? ¿Por qué? —lo miré, ceñuda.
—Porque las únicas dos mujeres con las que lo he hecho sin protección eran vírgenes.
Entonces vi su gran sonrisa ensancharse demasiado, que incluso creí que abarcaría todo su rostro. Lo miré con la boca abierta, incapaz de añadir algo al respecto.
—Tú eres una de las dos.
—¿Y quién fue la otra? —quise saber, enfadada.
—Fue la recepcionista del hotel donde te hospedaste en los días que fuiste a Austria.
Aquella sí que era una declaración fuerte.
—¿Y por qué tuviste sexo con ella? —estreché los ojos, acusándolo.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Mystery / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...