Continuaron varios días en total calma. Y Shelby sentía una punzada de desasosiego en el pecho de tan solo pensar en su familia. Una tarde, cuando cenaban en un McDonald's, en la tv de ahí, estaban pasando las noticias más relevantes y casi estuvo a punto de atragantarse con su bebida al ver su rostro en la pantalla. Al parecer, sus padres habían dado aviso a las autoridades de su desaparición. En su foto, junto a su cara, decía: "Joven extraviada. No se sabe su paradero desde hace más de una semana y media. Fue vista por última vez en su Universidad antes de un atentado, luego de ello, no se volvió a saber de ella." Repentinamente sintió la mirada de Egon en su persona.
—Cuando el asunto no podría tornarse más complicado... —dijo él, con amargura.
—Mis padres están muy preocupados, Egon—hizo una pausa y tragó saliva antes de hablar nuevamente—quizá debería llamarles...
—Llámalos desde un teléfono público—le señaló con la barbilla uno que había afuera del local—aquí te espero.
Shelby terminó de comer su hamburguesa y se levantó de la silla, mirándolo acusadoramente.
—Las papas que he dejado en el plato son mías—recalcó con énfasis y él miró al techo con ironía.
—Puppy, tienes diez minutos para que hables con tus padres o de lo contrario, tus papas serán mías. Corre el tiempo.
Shelby le sacó la lengua y corrió al teléfono público de afuera antes de que Egon le comiese sus papas, aunque de todos modos sabía que él lo haría, se apresuró. Comenzaron a temblarle los dedos al momento de marcar el número y mientras lo hacía, le echó un vistazo a Egon, quién con una sonrisa arrogante, se comía sus papas sin miramientos. Y poniendo los ojos en blanco, continuó marcando. Nadie respondió. Metió varias monedas más para seguir intentando, sin embargo, nadie atendía y comenzó a preocuparse. ¿Y sí los hombres que querían la cabeza de Egon, habían matado a su familia? O peor aún, algún idiota, cómplice de Norman los había asesinado... Las telarañas mentales que se habían formado en su cabeza se extendieron hasta llegar al punto de saltar del susto cuando la voz de su hermanastra surgió del otro lado de la línea.
—¿Diga?
Shelby, con los pelos de punta, respiró hondo antes de responder.
—Caroline, habla Shelby—apartó violentamente la cara del auricular para evadir el chillido de su hermanastra en cuanto escuchó su voz. Le alegró saber que había abandonado definitivamente el centro de rehabilitación y que se hallaba en casa.
—¡Dónde estás! ¿Douglas te llevó a la fuerza? Dímelo o llamaré a la policía—su voz estaba congestionada y ronca.
—Ya han llamado a la policía. Mi cara está en televisión y por eso llamé.
—¡Dónde estás! —repitió, pero con voz más alta y menos angustiada.
—Estoy bien. Llamé para decirles que no se preocupen y quiten mi cara en los noticieros. No me pasó nada.
—¿Por qué te fuiste así, de la nada, luego de esa masacre que ocurrió después de tu concurso?
—Tenía que hacerlo, después te contaré.
—Tienes que volver. Mamá está hecha una demente al igual que papá y yo también—reconoció—te necesitamos, Cash, vuelve, por favor.
—Volveré—prometió, aunque no estaba segura de cumplirlo—pero no ahora ni mañana. Regresaré pronto, traten de cuidarse mucho. Norman White es un asesino serial.
—¿Tu amigo el rubio? —se horrorizó.
—Sí. Así que...
—¡Tienes que regresar! —repitió, enloquecida—también estás en peligro tú, tienes que estar con tu familia.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Mystery / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...