«Norman White»
—Esto no parece unos simples golpes, Norman—le dijo Lola, mientras le limpiaba las continuas gotas de sangre que le escurrían aún de su cabeza.
—Me golpearon al pasar cerca de un grupo de delincuentes—gruñó cuando Lola presionó el pañuelo húmedo en su lesión.
—Debiste haberlos provocado—insistió, riéndose. Él se contuvo bastante en no darle una fuerte bofetada para que cerrara la boca. Tenía apenas poco tiempo, casi nada de interactuar con ella y ya no le atraía tanto esa chica. Era guapa, sí, pero tenía novio y parecía un disco rayado, incapaz de quedarse con la boca cerrada por más de un minuto, sin decir que su madre era igual o peor.
—Solo quería que me dijeran como ubicarme. Me perdí—replicó, sonriendo lobunamente y ella arqueó las cejas sin dar créditos a sus palabras.
—Te ofrecí mi ayuda, pero la declinaste.
—Lo lamento—suspiró—pero ya obtuve mi merecido.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?
«Morirte», pensó Norman.
—Darme un beso, quizás—fue su respuesta verbal. Las pupilas de la chica se dilataron hasta abarcar su iris azul por completo y sonrió con timidez, gesto que a él le provocó torticolis.
—Tengo novio, ¿lo olvidas?
—¿Crees que me importa? Además; no se va a enterar.
—Norman, vas demasiado rápido.
—¿Rápido? —juntó sus rubias cejas. Ella asintió, ruborizada y él soltó una risa nasal—me estás malinterpretado, preciosa. No pretendo ser algo más que un chico que pueda besarte a pesar de que tengas novio. Míralo como un acuerdo. Eres muy hermosa; yo soy guapo. Te gusto y tú me gustas, pero ambos sabemos que no podemos tener una relación. Así que piénsalo: amigos con derecho. ¿Te suena bien?
—¿Por qué estás tan seguro que voy a aceptar? —se mostró indiferente, aunque él percibía que se moría de ganas por decirle que sí.
—Mírame y quiero que niegues que no te pongo nerviosa y que no altero tus hormonas—levantó una ceja y sus ojos grises se fusionaron con los azules de ella.
—¿A quién no pondrías nerviosa con esos ojos que tienes? Me gustas mucho, Norman, pero la verdad es que amo a Trenton y soy incapaz de serle infiel.
—¿En serio? —esbozó una sonrisa torcida que no prometía nada bueno y acto seguido, la cogió de la muñeca y tiró de ella hasta él, y poniéndola de rodillas, se acercó a su ruborizado rostro y la besó en los labios, dejándola sorprendida. Lola Calvin no intentó detenerlo, sino todo lo contrario. Aunque él la besaba con salvajismo, en su mente no pasaba nada. No sintió ni una pizca de deseo o de excitación. Fue como besar a un cadáver, un cadáver sexy. Y se rio entre dientes ante esa comparación. Estuvieron besándose un buen rato. Él fingiendo y ella disfrutando. Lola era perfecta como mercancía y la iba a engatusar para que sola se entregara sin miramientos a su jefe. Hasta sacaría provecho de la madre de esta, ya que necesitaba un hombre lo suficientemente salvaje que le diera lo que estaba buscando.
«Shelby Cash»
La excusa de no ir a clases en los días continuos surtió efecto, puesto que a su madre le pareció correcto que guardara reposo después del incidente. Shelby también tuvo que protestar con la policía, rehusándose a volver a repetir lo que Caroline había dicho del ataque. Aunque bien, lo único que les dijo fueron las mínimas características del sujeto: Cabello rubio y ojos grises. A pesar de la mirada fulminante de los individuos, Shelby dio por terminada la conversación y se deslizó a su habitación a conciliar el sueño. El aire fresco de la noche albergó en su habitación, arrullándola en un susurro y despertó al día siguiente de mejor humor. Desayunó sola en el comedor con la tv encendida y con los sentidos alertas. Estaba sola y no tenía ganas de volver a encontrarse a ese idiota estando sin nadie más, además, Egon la buscaría luego. Mientras comía un pedazo de pan tostado y miraba con atención la pantalla, el teléfono comenzó a sonar; haciéndola saltar del susto. Dejó de devorar su bocadillo y con el ceño fruncido, se aproximó a atender la llamada. Se sacudió rápidamente las migajas de pan de las manos y cogió el teléfono.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Mystery / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...