La manera en la que le susurraba palabras peligrosas en su oreja acerca de las posibles maneras divertidas y excitantes para asesinar a su amiga, le provocó risa. Shelby se partió de la risa ante las ideas malévolas de Egon, incluso él también rio mientras devoraba su hamburguesa.
—En serio. La manera más fácil de acabar con ella sería poniéndola en una silla con la boca cerrada y tirarle ácido corrosivo en el rostro. Esa técnica de tortura nunca falla—bromeó.
—No es mala idea, pero habría muchas probabilidades de que nos arrestaran.
—¿Qué? Puppy, por supuesto que no. Tú y yo huiríamos lejos del país e iniciarías una nueva vida juntos. Piénsalo; puede ser divertido.
Shelby sacudió la cabeza con una sonrisa y prosiguió atacando su desayuno. Lola seguía desmayada y era probable que no despertaría hasta que alguien se dignara a hacerlo por ella. Tampoco es que tuvieran mucha prisa de verla despierta, pero querían echarla cuanto antes de la casa. Y hasta ese momento, Shelby se dio cuenta de lo idiota que había sido al ser su amiga. Todo cariño que sintió alguna vez por esa rubia ya no estaba. Y se había convertido en desprecio y algo de pena hacia ella. Con la llegada de Egon a su vida, decidió que era buena idea cambiar de amistades y conseguir personas que de verdad la entendieran y a pesar de que él era un homicida demente, sentía que había una conexión inexplicable que los unía sin querer.
—¿Quieres que la saque? —le oyó preguntar a él.
—¿Podrás hacerlo sin que nadie se dé cuenta?
—Puppy, ¿con quién piensas que estás hablando? ¿Con un chico convencional? —graznó—puedo deshacerme de ella a plena luz del día.
—Sí, pero ella sigue viva y así quiero que esté—le advirtió.
—No voy a matarla, pero ganas no me hacen falta—retiró la silla del comedor, se sacudió las manos en los pantalones y se dirigió a la sala, donde la rubia estaba. Sin esfuerzo alguno, se la echó encima del hombro como un saco de papas y comenzó a andar en dirección a la calle. Ver a un sujeto sumamente atractivo, sin camisa, descalzo y con una chica sobre su hombro; no era de verse todos los días. Egon provocó que muchos espectadores fijaran su atención en él y se acercasen a hablar.
—¿Qué tiene la chica? —preguntó un señor de edad promedio, con horror.
—Ella está bien—Egon apretó la mandíbula—voy a llevarla a su casa. Apártense de mi camino.
—¿Qué le ha pasado? —preguntó una señora, que al parecer era su esposa.
—Se desmayó—siseó, sin dejar de andar por el asfalto que comenzaba a calentarse por el sol.
—Oh, ¿necesitas ayuda...?
—¡No! Si necesitara ayuda, la hubiera pedido. Ahora cierren la maldita boca y apártense de mi camino.
Dejó a las personas boquiabiertas y continuó la marcha hasta llegar a la casa de Trenton Rex. Y al parecer, él, Shelby y la idiota que tenía sobre el hombro, no habían asistido a clases, lo cual le resultó sospechoso.
—Oye, Rex—le gritó a Trenton, cuya atención estaba en su teléfono. Alzó la mirada y entornó los ojos. Él estaba sentado en su porche—tu chica se desmayó mientras espiaba por el patio de Shelby. Te recomiendo que le pongas una correa a tu perra para que no ande suelta.
La mandíbula de Trenton quedó casi por los suelos al ver a Egon lanzar a Lola a sus pies. Enseguida reaccionó y la alzó en sus brazos, mirando al forastero con recelo y rabia contenida.
—¡¿Quién te crees que eres para tratarla de esa manera?!
—Si te contara mi secreto, no te dejaría vivir para contarlo—le respondió Egon, tranquilamente y se dio la vuelta de regreso a casa de Shelby, pero no contaba que ese idiota dejaría a la rubia en el suelo y correría detrás de él a atacarlo, pero tenía ventaja. Egon ya estaba acostumbrado a ser atacado por la espalda, por lo tanto, se giró al tiempo que Trenton lo embestía y lo tomó de los hombros, estampándole la cara en el asfalto caliente—si gritas o haces algún movimiento extraño, te mataré—vociferó, iracundo. Su autocontrol había llegado al límite—te mataré, eso no lo dudes, pero no será hoy. Disfruta tu vida todo lo que quieras porque encabezas mi lista de este año.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Misteri / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...