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—¿Qué hicieron todos estos días mientras no estábamos? —preguntó Austin como quién no quiere la cosa. La mirada meticulosa que les envió a Shelby y a Egon fue muy notoria, que incluso Martha rio y Thomas ahogó una risa nasal. Mientras que Shelby permanecía inmóvil con las mejillas sonrojadas, todos se encontraban comiendo un helado en un parque, refrescándose.

—Estuvimos haciendo de aquello, de lo otro y otras cosas más—canturreó Egon, bromeando. Y miró a Shelby con ternura.

—Estuvimos descansando, Austin—respondió Shelby, lamiendo su helado con nerviosismo.

—¿Descansando? —Austin elevó las cejas y sonrió pícaramente—claro, descansando. Solo que no quiero ser tío muy deprisa.

—No, todavía no—le aseguró Egon riéndose y Shelby se dedicó a comer su helado sin levantar la mirada. Martha le dio una palmada en el brazo y sonrió.

—Tenían que ser hombres—dijo. Y Shelby estuvo de acuerdo con su comentario. Regresaron al motel pasada las nueve de la noche. Egon y Martha llegaron a un acuerdo: Tanto la anciana y Shelby dormirían juntas en una habitación a partir de ese momento y Egon, Austin y Thomas en otra. Los tres juntos. A pesar de que Egon sabía la orientación sexual del nuevo miembro de la familia, no le molestaba en lo absoluto compartir la cama con él. A Austin le resultaba un poco incómodo, por lo que se apoderó de una sola cama para él solo. Shelby y la anciana se acoplaron a la perfección; pero como aún era temprano, no tenía sueño. Al menos Shelby no. La anciana sí.

—Voy a dormir, estoy agotada. Este cuerpo ha dado mucho por hoy—informó Martha, presa del sueño.

—Duerme, yo estaré un rato más despierta.

La anciana asintió y se tumbó en la cama, envuelta en sus propias sábanas. Por lo tanto, Shelby encendió la tv a un volumen moderado. De pronto un ligero "Toc, Toc" en la puerta captó su atención. ¿Quién podría ser? Apagó la tv y se puso una sudadera que utilizaba para dormir y abrió una pequeña parte de la puerta sin quitarle la cadena que aferraba la entrada desde el umbral.

—Puppy, sal.

Parpadeó con la cabeza ladeada y miró a Martha, quién ya estaba a punto de entrar a su tercer sueño.

—No quiero dejar sola a Martha—susurró, mordiéndose los labios, pero los ojos de Egon la volvían loca.

—¿Te preocupas por Martha, una anciana que en su juventud fue una asesina serial, muy buena en su labor? Shelby, ella va a estar bien; siempre duerme con un arma a la cintura.

—¿En serio?

—Revisa su cintura si no me crees—la tentó con una sonrisa lobuna.

—Te creo.

—Entonces ven, vamos a dar una vuelta.

—¿Qué hay de los chicos?

—Comparto la cama con Thomas y no tengo sueño, además, no quiero que me abrace, prefiero caer rendido sin saber si formaré parte de su almohada durante la noche—hizo una mueca y la animó a salir con la barbilla—vamos. Estás a salvo conmigo, ya lo sabes.

Una sonrisa brillante apareció en los labios de Shelby y suspiró.

—A ti no te puedo negar nada; sólo dame un segundo para ponerme los tenis—le quitó el seguro y lo dejó pasar. Cuando Egon se deslizó dentro, se sentó a los pies de la cama, mirando dormir a Martha relajadamente—listo, vamos—dijo Shelby y él asintió. Una vez estando afuera, Shelby logró verle el atuendo de Egon: Jeans negros, su chaqueta negra de cuero y por debajo de ella traía puesta una playera gris. Estaba vestido como para posar para una revista de glamour y ella... ella estaba como para pasar de desapercibida en la calle pareciendo una vagabunda— ¿por qué estás vestido así? —preguntó cuándo él la condujo al Jetta, que estaba detrás del Tsuru de Martha.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora