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«Lunes»

Shelby no lograba hacer memoria sobre lo que había sucedido en la discoteca días atrás y tampoco había tenido noticias de Egon y mucho menos del ladrón. Se sentía intrigada y malhumorada. Había retomado una pequeña porción de amistad con Lola, pero aún no sentía la necesidad de tratarla como antes. Trenton, por su parte, le contó que estaba tan ebrio esa noche y que no se dio cuenta de quién demonios la había llevado a casa, pero que recordaba con vaguedad haber visto un sujeto de cabello oscuro llevarla en brazos hacia la salida. Quiso seguir presionándolo, empero se dio cuenta que era una pérdida de tiempo. Y en tanto a Norman White, el rubio había ido a visitarla a su casa el domingo, llevándole una gran sorpresa: Un collar con un dije de bala. Muy observador de su parte, había dicho su madre cuando se dio cuenta del obsequio y la cuestionó acerca de su nuevo amigo, aunque, a decir verdad, Norman no era su amigo. Ni si quiera conocido y era muy extraño.

—Lo conocí en la discoteca—replicó Shelby, en su defensa.

—¿Él fue quién te trajo a casa esa noche? —le preguntó con los ojos estrechados y las manos en forma de jarra sobre sus caderas.

—Sí—mintió, con aspereza. Ni si quiera ella estaba segura si había sido Egon o alguien más. Esa tarde, mientras realizaba los deberes de la escuela en la mesa y escuchaba con vaguedad la tv en donde su madre y Charlie la miraban, escuchó la melodía de mensaje en su teléfono y se apresuró a mirar la pantalla. Sintió náuseas al reconocer el número con el que Egon la había mensajeado antes de perderse del mapa. Abrió el mensaje al instante.

«SAL A LA CALLE. EGON.»

Parpadeó incapaz de procesar la información como una persona normal. Se hallaba en un dilema. Tenía ganas de salir corriendo a la calle y verlo. Pero también sentía ganas de patearle la cara sin descanso. Suspiró y comenzó a responderle de vuelta con veneno disfrazado de amabilidad.

«ESTOY OCUPADA. NO ME VUELVAS A MANDAR MENSAJE.»

Ni si quiera pasaron dos minutos, cuando ya tenía respuesta de él.

«ENTONCES ENTRARÉ YO.»

Sopesó la idea de llamar a la policía si en caso el cumplía con su palabra. Denegó la idea de inmediato y fulminando con la mirada la pantalla del teléfono, cerró su libreta y se deslizó a la puerta principal.

—¿A dónde vas? —la interrogó Charlie mirándola de reojo.

—Voy a tomar aire. Me duele un poco la cabeza.

—Bueno. No te alejes mucho—Shelby negó con la cabeza y salió al exterior. Miró a todos lados sin ver ninguna señal por parte de Egon. Sonrió a sus adentros y se dispuso a volver a entrar, cuando de pronto; unas manos surgieron de la nada y se cernieron sobre sus hombros, asustándola.

—¿Tan sucia tienes la conciencia? —la risa de Egon hizo que resoplara y se apartara de él con brusquedad.

—¿Qué haces aquí? —intentó mostrar seguridad, aunque en realidad le temblaba cada parte de su cuerpo al tenerlo otra vez frente a ella.

—Quiero saber por qué infiernos fuiste a esa discoteca el viernes—su semblante era duro y autoritario. Se cruzó de brazos y sus ojos negros la escanearon de pies a cabeza.

—Fui porque... —comenzó a decir, pero cerró la boca de golpe al darse cuenta que no tenía por qué darle ninguna explicación—¿Cómo sabes que fui?

—Simplemente te vi y te traje a casa—respondió con vaguedad. Metió las manos en sus bolsillos y carraspeó—dime por qué fuiste. Se supone que no debías salir sola.

—¡Me estás acechando! ¡Me seguiste!

—Tampoco te creas tan importante. Te encontré por casualidad—repuso con frialdad—ahora respóndeme.

Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora