Egon le hizo una señal con la cabeza para que ella lo siguiera hacia la escalera que estaban a solo unos pasos del patio trasero con piscina y Shelby lo siguió con pasos temerosos hasta el piso superior que era magnífico. La palabra maravilloso se quedaba corta con aquel departamento.
—Egon, este lugar es muy lujoso—observó ella con la boca abierta, mientras recorría el largo pasillo de arriba.
— ¿Quieres vivir bajo un puente? Hay uno aquí cerca—carraspeó Egon, a unos pasos más adelante. Se había quitado la camisa y estaba con el torso desnudo. Shelby miró unos segundos algunas de sus cicatrices, que anteriormente tuvo el impulso de preguntar por ellas, pero se contuvo, como en ese momento.
—No me refiero a eso, sino que con un sitio menos llamativo me hubiera conformado—pasó sus dedos sobre una estatua de mármol de un ángel sosteniendo un arpa. Su expresión era triste y asustada. Tal y como ella se sentía. ¿Por qué en todas las casas había en ese tipo de estatuas?
—Díselo a Martha—replicó Egon, con la atención puesta en otra parte menos en ella. Él se había metido a una habitación y ella tuvo que seguirlo. Lo encontró rebuscando algo en unos cajones de una hermosa habitación decorada femeninamente—ella pensó que aquí estarías más a salvo. Además, nadie reparará en este lugar. Está vigilado las veinticuatro horas por un par de gemelos que estarán al pendiente de cualquier movimiento.
— ¿Qué? ¿En serio no vas a vivir conmigo? —la decepción fue notoria, pero él pareció no darse cuenta porque estaba muy ocupado examinando unos papeles que había encontrado en el cajón.
—Obviamente viviré aquí contigo—puso los ojos en blanco.
— ¿Entonces por qué contrataste a dos acosadores?
—Porque yo duermo todas las noches, así que ellos montarán guardia mientras yo duerma y en la mañana se dormirán porque estaré despierto para cuidarte, también porque algunas veces saldré y quedarás en buenas manos.
—No logro comprender que es lo que hay en tu cabeza, Egon.
—De todo, menos amor—sonrió, mirándola. Y dobló los papeles para luego guardarlos en su pantalón—bueno, esta es tu habitación. Hay todo lo que necesitas.
— ¿Dónde dormirás tú? —quiso saber, con el labio inferior entre sus dientes.
—Al final del pasillo está mi dormitorio y si necesitas algo, solo entra. No te preocupes en tocar, solo entra—le dijo y se dirigió a la puerta—mañana subiré tus cosas. Ahora estoy agotado, buenas noches, Puppy.
— ¡Espera! —exclamó ella, cuando él estaba por irse y se detuvo a dos pasos— ¿Tengo permitido salir a la calle?
—Verás, los gemelos tienen órdenes exactas de matar a cualquier sospechoso que entre o salga de aquí—explicó, sonriendo lobunamente—y si intentas escapar en la noche sin mi consentimiento, ellos te meterán una bala en la cabeza; así que por tu bien, Puppy. No hagas ninguna tontería.
No le dio tiempo de replicar. Balbuceó entre dientes, sintiéndose una idiota y Egon abandonó su nueva habitación, dejándola sola. Qué patética vida tenía. No le bastó a él que ella viviera baja sus reglas, sino que contrató a más dementes para vigilarla. No sabía si le tenía miedo al ladrón que la atacó o a Egon y a sus amigos. Cerró la puerta con sigilo y se cercioró de ponerle pasador y tener algo de privacidad. Giró sobre su propio eje, admirando cada objeto que había a su alrededor y quedó pasmada. La cama era lo suficiente ancha como para caber cinco Shelby's más aparte de ella. Las sábanas se miraban limpias y sedosas. El escritorio bien encerado con una silla, aguardaban a que ella los ocupara en las tardes y la hermosa ventana gigantesca que tenía una bella vista a la estatua de la libertad y a los edificios en la lejanía. Se estremeció por unos segundos. De estar en otra situación, hubiese sonreído, pero de sus labios nunca saldrían una sonrisa genuina nunca más. Optó por tumbarse en la suave cama y ver el techo, donde en vez de estar su póster de Dylan O'Brien, había un gran ventilador. Sulfurada, lo encendió y dejó que el aire la adormeciera. No estaba segura de querer dormir con la luz apagada, por lo que se quitó la chaqueta y se quedó solamente con sus Jeans y una blusa. Se acurrucó entre las sábanas y cerró los ojos, sintiendo la luz encima.
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Dark Beauty © Libro 1. (TERMINADA)
Mystery / ThrillerDicen que los asesinos y criminales para que puedan ejercer su labor de asesinar o torturar, necesitan tener atrofiado una parte del cerebro que les impida tener emociones y sentir lo sentimientos que una persona normal tiene. Psicólogos han llegado...