HAKIM
Centro de operaciones, Washington D. C.
—Tú cuando mires para el cielo, por cada estrella que aparezca amor es un "te quiero" abrázame que el tiempo hiere y el cielo es testigo, que el tiempo es cruel y a nadie quiere por eso te digo, abrázame muy fuerte amor, mantenme así a tu lado, yo quiero agradecerte, amor, todo lo que me has dado, quiero corresponderte de una forma u otra a diario, amor, yo nunca del dolor he sido partidario, pero a mí me tocó sufrir cuando confié y creí, en alguien que juró que daba su vida por mí...
Valeria se destroza la garganta cantando en su idioma, mientras los novatos la acompañan en coro, lleva horas bebiendo para aliviar el estrés después de casi pegarse un tiro cuando creyó que Alexander había matado a Alena.
—Se te está saliendo la baba —suelta el estúpido de Viktor, el Haker coreano.
—Callate antes que use tu culo de trapeador —respondo, llevándome la cerveza a los labios mientras observo a la pelinegra, asegurándome de que nadie se atreva a meterse con ella.
—Vamos, Hakim, llevas años sintiendo algo por ella, haz algo al respecto. Eres un asesino a sueldo y no tienes las agallas para admitir que la amas —comenta, provocando mi molestia.
«¿Cree que es sencillo?»
Cada vez que intento hablar, un maldito nudo se forma en mi garganta. Ni siquiera puedo entablar una conversación normal. A duras penas puedo articular dos palabras sin tartamudear. Es más fácil eliminar mafiosos rusos que confesar mis sentimientos.
—No sé de qué estás hablando —suelto, abriendo otra cerveza.
—Todos en el equipo lo saben, chocolatín. Saben que estás completamente enamorado del Tsunami —suelta, y me detengo antes de estallar. Mataría a todos los que me llaman así, si no fuera porque ella fue quien me puso ese apodo.
Giro bruscamente y todos estallan en risas, validando la ridiculez que acaba de decir este imbécil, incluido Jack, quien niega con fastidio mientras sorbe su coñac.
—¿Tú también, Jack? —le disparo directamente.
—Te salen corazones por los ojos cada vez que la miras —se ríe y si no fuera mi jefe, habría torcido su cuello.
—¿De qué están hablando? —aparece Max, acercándose a la barra, lo que provoca que Leif se ponga de pie.
Leif, un armero vikingo que solía trabajar conmigo en la milicia y que después Alexander reclutó para crear explosivos, lanza una mirada de desprecio a Max.
—Vamos, hombre, ¿aún estás enojado por eso? —le pregunta Max con una sonrisa burlona, pero Leif se niega a responder.
—¿Quién te mando a cortejar a su dama? —interviene Viktor con sarcasmo.
—Yo no sabía que era su "dama", pensé que era solo otra sumisa más. Así que, ven aquí, Leif, déjalo estar —insiste Max, pero el Vikingo lo fulmina con la mirada, como si quisiera devorarlo entero.
—Te odia —le dice Viktor.
—Lo sé, pero en fin ¿De qué hablaban?
—Del amor "secreto" de Hakim.
—¿Valeria? ¿Ya te animaste a confesarle como te sientes?
—Lo que me faltaba, tú también —suelto queriendo pegarme un tiro.
—Todos lo saben, yo que tú ya daba el primer paso —me dice Max, tomando una cerveza.
—Por cierto, ¿Qué haces aqui? ¿No fuiste con el jefe? —le pregunta Viktor.

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Anhelo
Romance"Anhelo", guarda para desatar una tormenta de emociones que solo se intensifica después de haber recorrido las páginas de "Prohibido". Los caminos de Alena Russell y Alexander Hoffmann se cruzan una vez más, luego de años en que la vida los ha separ...