"Anhelo", guarda para desatar una tormenta de emociones que solo se intensifica después de haber recorrido las páginas de "Prohibido".
Los caminos de Alena Russell y Alexander Hoffmann se cruzan una vez más, luego de años en que la vida los ha separ...
Para las que no estan en telegram y aún no entienden muy bien la dinamica de las metas es la siguiente:
1. Se debe llegar a la meta de (mil votos y dos mil comentarios) el mismo dia de su estreno, para que se suba el siguiente capitulo el cual se subira posterior a dos dias (esto para que todas alcancen a leer tranquilamente el capitulo y no sé les amontonen) (serán maximo 3 capitulos por semana)
2. Si no sé llega a la meta se subira el capitulo todos los miercoles a las 4pm hora México sin excepciones esta vez, asi que voten y comenten pequeñas si desean más capitulos por semana.
Fin del comunicado Joaquin ¡Ah! Posdata: Para las que no tienen telegram, pueden seguirme en Insta o X donde subo adelantos y cosillas por ahi, con eso dicho, las amo disfruten del capitulo.
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—¡Mi niña!
—¡Señora! —la saludo reconociéndola enseguida, su heterocromía no pasa desapercibida, le sonrió incapaz de asimilar que la haya encontrado de nuevo, ya que había jurado que nunca más la volvería a ver.
—Qué milagro volverte a ver después de muchos años, mi niña.
—Lo mismo digo yo señora.
—¡Mami! —Narel me grita desde la camioneta y le pido a Max que la baje.
La señora que hasta hace apenas algunos segundos sonreía, se torna seria viendo a mi hija quien la saluda fijando sus ojitos en los ojos de la gitana.
—Ella es mi hija. —se la presento y ella suelta una cosa en un idioma que no entiendo.
—Es hermosa. —me dice.
—Amor ella es una vieja conocida, ella fue a quien le compre las pulseras rojas que le regalé a tu papi. —confieso y la gitana exclama esas palabras me recuerdan aquella ocasión en el que ella me dijo que Alexander no estaba destinado a mí logrando que la curiosidad me gane de nuevo. —Mi amor me esperas en el auto con Maxi por favor.
—Claro mami, no tardes, hasta luego señora. —dice Narel despidiéndose entrando a la camioneta junto con Max.
—Señora seré directa ¿Aún le las cartas?
—¡Ay mi niña! —me dice con los ojos llorosos.
—Ya sé qué me dirá que no, porque puede que me arrepienta, pero ya ve, me leyó las cartas hace años y no me arrepentí, quiero saber solo una cosa, y eso es, si el padre de mi hija es mi destino, dijo que yo no tenía un destino porque jugaron con mi mente, pero ahora siento que por fin estoy gobernando sobre mí, por favor.
