Manas, este extra es el capítulo 56, solo que narrado desde la perspectiva de Alexander.
Al ser un especial y por ser cierre de mes, la meta de este capítulo será 1200 votos y 3500 comentarios. Si llegan, tendrán capítulo el domingo.
Disfrútenlo.
—De acuerdo —responde cuadrándose, apretando la mandíbula. —Revísate esos pies, se te pueden infectar —dice sin más, apartándome. Bajo mi vista y veo mis pies llenos de sangre.
«¿Por eso quería que me sentara?»
La veo salir de la recámara y no la sigo, simplemente me dejo caer en la cama, sintiendo que acabo de arrancarme el puto corazón.
«Es lo correcto», me repito, cerrando los ojos, apagando las preguntas que no me dejan ser, pensando que esto solo es una consecuencia de haberla perdido. Hacerlo me volvió débil, vulnerable, y por eso ellos lograron entrar en mí tan fácilmente, pero no más. Estoy seguro de que con lo que acabo de hacer se va a alejar, y eso está bien.
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«¿Pero qué?»
Despierto al sentir unas manos cálidas sobre mí.
«Es ella»
Sin duda es ella, solo su toque logra estremecerme de esta manera.
«¿No tiene dignidad?», me cuestiono mientras siento cómo cura mis pies. ¿Por qué mierda le preocupa? Acabo de decirle que no es más que un desahogo para mí, que no me interesa, y aun así sigue insistiendo. Sigue confundiéndome, haciendo que mi corazón duela, que arda. Sigue recordándome lo que jamás volveré a tener.
«Maldita terca»
—Alex.
«Ignórala»
—Alexander —insiste, haciéndomelo más difícil.
—Lárgate —respondo de la forma más dura que puedo.
—Lo haré después de que me escuches —pide y suelto una maldita risa burlona.
«¿Qué más tendríamos que decirnos?»
—Qué masoquista, ¿no te quedó...—me callo abruptamente al verla con un collar.
«Hija de... me quiere matar de un puto infarto»
—¿Qué mierda estás haciendo? —pregunto furioso al verla con esa porquería en el cuello.
—Necesito que me escuches, yo ya te escuché. Es justo que tú también me dejes hablar, y porque te conozco, porque sé cómo eres, me puse esto. Tal vez no te importe y solo estoy siendo tonta, pero al finalizar este cronómetro, si no pongo el código, las pequeñas agujas que se encuentran escondidas en el collar se encajarán en mi piel, matándome enseguida —suelta como si nada, como si lo que acaba de decir no fuera una reverenda estupidez.
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Anhelo
Romance"Anhelo", guarda para desatar una tormenta de emociones que solo se intensifica después de haber recorrido las páginas de "Prohibido". Los caminos de Alena Russell y Alexander Hoffmann se cruzan una vez más, luego de años en que la vida los ha separ...