Capítulo 10

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Centro de operaciones

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Centro de operaciones. Washington D. C.

El ambiente en la central se siente pesado, ha pasado una semana desde que rescataron a Samuel del jaque Árabe, los nervios se encuentran a flor de piel, ya que nadie ha logrado hablar con Alex, solo Alan ha logrado contactarlo mismo que le dio el reporte a Alexander sobre la misión de rescate que se llevo acabo pero hasta el momento la bestia no sé ha manifestado.

—¿Todavía no ha despertado? —pregunta Viktor mientras entra a la sala donde se encuentran Valeria, Jack y Hakim.

—No, todavía no —responde Valeria, luchando por contener la tormenta interna que la agita. Está ansiosa; cada segundo ruega por que Samuel se despierte. Quiere que él le explique cómo sobrevivió y dónde está su niña.

—¿Y si lo besan? —suelta Viktor en tono de broma, mordisqueando una manzana. Las miradas fulminantes de Jack y Valeria lo acallan al instante—. ¿Qué? El "bello durmiente" necesita un pequeño empujón. Si ambos lo besan, podríamos descubrir quién es su amor verdadero —continúa con una sonrisa traviesa. Hakim se tensa al solo imaginar a Valeria besando a ese "Flacucho", como él llama a Samuel.

—Deja de lado las idioteces y vete a trabajar —le ordena Jack con firmeza.

—No sé agite, jefecito. Ya terminé con mis tareas. No crean que son los únicos que ansían que despierte. Quiero verificar si es cierto lo que se dice por ahí: que es un genio informático. Aunque dudo que se compare conmigo, necesito saber si será un aliado en la misión o si solo estorbará —bromea Viktor, tratando de ocultar su inseguridad. Le preocupa que Samuel sea mejor que él y que le arrebate el puesto que tanto esfuerzo le costó conseguir.

—Es bueno, muy bueno. Pero tranquilo, sigues siendo el mejor —comenta Valeria, sorprendiendo a Jack con sus palabras. Hakim no puede evitar soltar una sonrisa.

La sala se llena de un humor peculiar, un equilibrio delicado entre la tensión del momento y las risas que emergen a pesar de todo.

Mientras tanto, Samuel es llevado nuevamente a una revisión. En los últimos días, ha sido sometido a innumerables estudios médicos. Los informes médicos revelan un cuadro alarmante: deshidratación severa, anemia y múltiples costillas rotas, junto con hematomas que han sanado de manera deficiente. Pero lo que más intriga a los médicos es el hallazgo en su sistema de una sustancia llamada ZIP, un inhibidor de la enzima cerebral PKM zeta. Esto les hace suponer que su memoria ha sido borrada, lo que significa que podría despertar sin recordar absolutamente nada.

—¿Vas a administrarle el suero? —pregunta Valeria con ansiedad.

—No, aún no. No sabemos qué diablos le inyectaron —responde Jack. Las miradas de los presentes se clavan en él, cuestionando su decisión. Han llegado hasta donde están  trabajando en equipo y confiando el uno en el otro, han depositado su confianza en el suero como una herramienta vital para mantenerse leales y sin traiciones.

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