Capítulo 29

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SICILIIA-ITALIA

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SICILIIA-ITALIA

El sol se desliza lentamente hacia el horizonte, tiñendo el cielo de Sicilia con tonos dorados y anaranjados mientras la cúpula de la mansión Hoffmann se alza imponente, recortándose contra la decadente luz del amanecer. Una atmósfera cargada de expectación se cierne sobre la vasta propiedad, y el crujir de las hojas bajo los zapatos de los presentes es lo único que rompe el silencio.

Desde el cielo, el distintivo zumbido de los aviones anuncia la llegada de los líderes de las mafias italianas. Cuatro elegantes aviones negros descienden con gracia sobre el extenso césped de la mansión. Cada uno lleva el emblema de la mafia a la que representa: una mano apretada, una serpiente enrollada, una daga y una corona adornan sus puertas, manifestando su lealtad y poder.

En el puerto privado de la mansión, anclados en una impresionante fila, se alinean los navíos que han traído a los hombres de los capos. Los barcos, con sus relucientes cascos de acero y elegantes diseños, ondean orgullosamente banderas que llevan los símbolos de sus respectivas organizaciones criminales. El sonido de las olas rompiendo suavemente contra los cascos de los barcos crea una sinfonía de poder y respeto.

Más de trescientos hombres, disciplinados y armados, forman un impresionante despliegue en el jardín de la mansión. Cada uno de ellos simboliza la lealtad inquebrantable a su respectivo capo y, por extensión, a la mafia que lidera. Visten trajes oscuros, con corbatas y gemelos de diseño, y sus miradas expresan una mezcla de orgullo y determinación.

Matteo Messina, líder de la 'Ndrangheta, sale del avión irradiando autoridad, con cabello canoso peinado hacia atrás y una mirada penetrante que refleja su astucia, desciende con la mirada fija en la mansión, se presenta en un impecable traje oscuro que acentúa su presencia imponente.

A su lado, en el avión continuo desciende Paolo Giovannesi, el capo de la Camorra, proyecta una imagen de imperturbabilidad. Su porte elegante y su sonrisa sutil ocultan sus intenciones, y su mirada se pierde en el horizonte.

Por otra parte, Dante Ferretti, el Don de la mafia siciliana, emana confianza y autoridad, su mirada dura y decidida se combina con un traje a medida que acentúa su figura imponente, es el capo más joven pero también el más despiadado, y su mafia gobierna sobre las demás. En contraste, Lorenzo Motisi, capo de la Sacra Corona Unita, destaca por su semblante tranquilo pero alerta, viste con elegancia, pero su actitud observadora demuestra que no subestima la gravedad de la situación.

Los cuatro capos intercambian miradas y gestos discretos, conscientes de que están a punto de recibir al Capo di tutti capi (jefe de todos los jefes) Alexander Hoffmann. La tensión en el aire es palpable, pero también hay una sensación de expectativa.

—Messina, Il capo, posso dirti una cosa? —pregunta Lorenzo a Matteo.

Este niega, es un hombre de pocas palabras, la edad le ha enseñado que es mejor mantener la boca cerrada, esperar a que sucedan las cosas antes de actuar, es un hombre sabio pero también muy ingenioso y cruel cuando se lo propone.

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