Capítulo 38

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Daegwallyeong - Corea del Sur

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Daegwallyeong - Corea del Sur

Thomas Edward Warnock, un ícono en el ejército, venerado por su aparente integridad y valentía, forjó un imperio de admiración. Sus medallas eran medidores de coraje, su liderazgo conquistaba corazones, y en su momento, su nobleza le ganó el aprecio de Alena Russell, quien, en su vulnerabilidad, vio en él la redención. Pero la realidad, oscura y traicionera, tenía otros planes.

La obsesión, ese veneno insidioso, lo consumió. Podría haber resistido, dejarla en el pasado y mantener su fachada de hombre íntegro. Sin embargo, su alma se corrompió, ahogada por la ira, los celos y la frustración.

La paradoja de su existencia se reveló cuando, cegado por sus propios demonios, firmó su sentencia de muerte. Aquel hombre intachable se transformó en un lobo disfrazado de oveja, marcando su destino y llevándolo al abismo cuando se atrevió a herir a la que afirma es el amor de su vida.

Y es por eso que, a menudo, aquellos que ostentan bondad a plena luz del día revelan su verdadera naturaleza en la oscuridad de la realidad.

«¿Qué fue lo que hice?»

Se cuestiona Thomas mientras observa las desgarradoras noticias, ve cómo miles de vidas han perecido por tomar lo que no le pertenece, su alma sale de su cuerpo al ver cómo ciudades enteras arden, como sus compañeros mueren en batalla por la guerra que Alexander desató para encontrar a Alena.

Un miedo atroz nace en él, ya que jamás dimensionó el poder de Alexander, creía que era un mafioso más, un hombre al que apresarían y perseguirían, sin embargo, eso no está sucediendo y ahora este "mafioso más", como lo creía, está acabando con el mundo, dejándolo en cenizas.

Mira hacia donde yace la mujer por la que el mundo está siendo azotado, verla es una daga más a su corazón, ya que jamás sopesó la verdad que se ocultaba detrás de su pérdida de memoria, creía que era correcto hacerla recordar, pero ahora que sabe lo que sucedió con ella en el pasado, el peso del remordimiento lo consume, saber cómo murió su bebé, cómo lo sacaron a pedazos de su madre casi lo enloquece, y ahora ya no puede regresar el tiempo, ya abrió la caja de Pandora, y esta mantiene a Alena en un profundo trance, donde se encuentra combatiendo con sus propios demonios.

Lleva tres días con fiebre alta, sumergida en pesadillas que la hacen suplicar por ese bebé que no volverá, llorando y pidiéndole a la vida que se lo devuelva.

—¡Mi bebé! —solloza y el corazón de Thomas se desgarra.

Él fue una víctima en su momento, pero eso ya no es más, es un monstruo como aquellos criminales a los que arrestó, es responsable de las miles de vidas perdidas, y eso no lo deja ser, ya que no está cuerdo, pero tampoco ha enloquecido por completo para que la culpa no le pese.

«¡Devuélvela!» Le insiste su lado sensato, pero el odio y miedo hacia Alexander no se lo permiten, en cambio, su orgullo le grita que si no ha de ser de él, que no sea de nadie más, le da varias vueltas a la caja plateada que sostiene en sus manos, pensando en qué hará.

AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora