"Anhelo", guarda para desatar una tormenta de emociones que solo se intensifica después de haber recorrido las páginas de "Prohibido".
Los caminos de Alena Russell y Alexander Hoffmann se cruzan una vez más, luego de años en que la vida los ha separ...
Manas capitulo por llegar a la los 4M en Prohibido!!! No saben lo emocionada que estoy.
Capitulo dedicado también a @DanielaNadesko quien cumple añitos hoy, buena vida hermosa, te mando un fuerte abrazo.
Pd: No habrá más metas por ahora ya que tengo demasiado trabajo, sin embargo, si le dan amor al capitulo puede que yo les de amor a ustedes con otro capítulo esta semana, asi que queda en ustedes.
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Aún recuerdo la primera vez que estuve frente a mi gente. Tenía solo cinco años, pero ya tenía a toda la Bratva bajo mi control. Ellos amaban a mi madre, pero veneraban el suelo que yo pisaba. "Serás la gran Petrova," proclamó mi abuelo, mi madre lo afirmó y mi gente lo respaldó. Desde entonces, no solo me obedecían, me temían y me adoraban.
Desde el momento en que pisé Rusia, no hubo puerta que se me cerrara ni persona que no se postrara ante mí. Sabía exactamente quién era. Mi madre me lo recordaba constantemente: mirada altiva, mentón en alto. Nunca olvides quién eres, Vasilisa.
La reina de reyes.
La dueña de la Bratva, el fénix renacido del abismo, la mujer forjada como un arma, la dama de fuego. Me han llamado de muchas maneras, pero nada me enalteció tanto como ser conocida como la Dama de la Bestia, la mujer que posee el corazón de Alexander Hoffmann.
Le pertenezco tanto como él me pertenece, somos uno, y eso me hace aún más letal. Me convierte en una pesadilla para el hombre que se encuentra a unos metros de mí, osando mirarme como si yo le perteneciera. Es repugnante. Mirarme es un privilegio, y él, con sus ojos llenos de lascivia, mancilla lo que soy.
—успокойся, мои малышки —Calma, mis bebés.
Sujeto la correa con firmeza, ellos pelan los colmillos. Siento todas las miradas posadas sobre mí, pero hay una que atraviesa mi piel, mi corazón late frenético, mi coño se humedece y la boca se me hace agua al recordar el sabor de su miembro. Sentir su respaldo me excita, me empodera, me estremece hasta lo más profundo.
«No fue suficiente».
Las dos horas que tuve su polla en mi boca no fueron suficientes para calmar mis ganas.
—Al fin llegas —me espeta Oleg, extendiéndome su mano. Tenso la mandíbula y la tomo solo por unos segundos, antes de que Cerberus ladre y lo haga retroceder. De los tres es el más protector. Ares y Brutus lo secundan, gruñendo y apartándolo aún más.
Sin mirar a Oleg, me planto frente a mis hombres. Hay más de mil pares de ojos que me observan fijamente. Sin contar a los hombres que tengo en Ekaterimburgo, San Petersburgo, Novosibirsk. En total han de haber más de cinco mil.
Viktor no escatimó en nada. Las pantallas de alta definición proyectan mi imagen y las de mis bebés. Observo cómo Alexander se acerca al hacker, le susurra algo al oído y este asiente. Las pantallas laterales muestran a las familias Ivanov y Sokolov, de pie frente a sus hombres, con miradas llenas de arrogancia y odio. Ya deben intuir qué les sucedió a sus líderes y supongo que solo esperan confirmarlo para desatar la guerra entre clanes.