Capítulo 20

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—¡Llego el chef! —se emociona Narel parándose sobre el camastro al ver llegar el helicóptero de donde baja el chef, la veterinaria y las provisiones

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—¡Llego el chef! —se emociona Narel parándose sobre el camastro al ver llegar el helicóptero de donde baja el chef, la veterinaria y las provisiones.

Los empleados caminan hacia nosotros mientras Narel vuelve a tomar asiento, tomando a la cachorra.

—Señor —se presenta el chef, haciendo una reverencia —Soy el chef Alan Ducasse, estaré para servirle, cuento con 6 estrellas michelines, el señor Maximiliano me comento acerca de los gustos de la princesa ¿Qué desea comer su alteza? —le pregunta y Narel le indica que baje a su nivel, este lo hace se coloca en una rodilla.

—Quiero pasta, con mariscos y ensalada, agua de coco y de postre helado de Kiwi —le dice emocionada, llevamos dos días y medio comiendo cereal, fruta y jugos, así que lo pide hace que me de hambre, cosa anormal en mí.

—Enseguida me dispongo a prepararlo, su alteza. —le responde el chef levantándose, se despide con una reverencia y se dirige a la casa con el personal que le ayuda a bajar las cajas del helicóptero.

—Soy la veterinaria Mary Knight señor, especialista en zoología y especies salvajes.

—Revisa al animal.

—Como ordene señor.

Narel le entrega a la cachorra.

—Se llama Nina y es mía, así que cuidala ¿Entendido?

—Entendido su alteza.

La veterinaria parte con su asistente.

—Papi, ¿Crees que mami llegue hoy? —me pregunta haciendo que abra las ojos al escucharla decaída, la extraña, si para mí es difícil para ella debe serlo mucho más, me ha costado que duerma en las noches, ya que me comento que no le gusta irse a dormir sin que su madre le cante y le diga que la ama.

El pecho me arde, odio esto, es algo que he llegado a detestar más que otra cosa, verla así de triste, no lo soporto, no entiendo que mierda fue a buscar a un estúpido pueblo, solo espero que valga la pena, porque de no ser así mando a incendiar esa maldita comunidad.

—No lo sé. —respondo incorporándome. —Pensé que se estaba divirtiendo conmigo su alteza, ya veo que no. —le digo bromeando con ella, levantándome caminando hacia el mar.

—¡Si me estoy divirtiendo! —me dice levantándose corriendo a mi lado. —¡Papi! —grita y la levanto, cargándola y dándole vueltas en el aire.

—¿Te estás divirtiendo? —le pregunto acercándola a las aguas.

—¡Sí! —ríe a carcajadas, avivando algo en mi interior, jamás pensé que disfrutaría tanto de su sonrisa.

—¡No te escucho! —le digo adentrándome con ella al mar.

—¡Papi! ¡Qué si me estoy divirtiendo! —suelta muerta de risa, nado con ella, sumergiéndola para que no le dé un golpe de calor, ella me rodea el cuello con sus brazos llenándome el rostro de besos.

AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora