Tres días

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Tres días habían pasado desde la plática con Shinobu, Lum no había vuelto a casa y para estándares de Ataru Moroboshi eso significaba pánico y locura, a pesar de ello, aunque visiblemente afectado, continuaba asistiendo a la escuela y realizando sus actividades con la mayor normalidad posible, eso sí, sin vestigio alguno de caza de chicas o de ligue, por el contrario, parecía bastante renuente a la cercanía con las mujeres.

-Moroboshi-amenazó Mendo -¿Cuándo volverá Lum san?

Ataru no respondió de inmediato pero para evitarse conflictos inventó cualquier cifra de días y se retiró lentamente ante la atenta mirada de Shinobu que preocupada se preguntó si en lugar de ayudar su conversación había terminado por completo con la relación de Lum y Ataru.

De vuelta en casa, Ataru miró con alivio a Ten que jugaba plácidamente en el piso de su habitación; aunque nunca lo había imaginado, mirar al primo de Lum en estos momentos era una situación que le causaba más calma que displacer, incluso aunque sus juegos absurdos y violentos terminaran por arruinar partes de su cuarto.

--Flashback—

Un día había pasado desde que Ataru vio por última vez a Lum, consolándose con su pequeña nota que indicaba un asegurado retorno "Volverá" se respondía con valor mientras intentaba suprimir el déficit funcional de seretonina en la región límbica de su cerebro; también se notaba a sí mismo con menos apetito aunque su fuerza física había regresado, sin embargo, sin ella ¿para qué era útil aquella fuerza?

Enfocado en sus pensamientos Ataru caminaba en círculos por su habitación cuando un pequeño Ten aparecía por la puerta preguntando por Lum.

-Jariten-casi lloró al verlo pues era la prueba de que Lum no se había ido para siempre, no podía haber dejado al enano atrás pues al final era ella era algo así como su adulto a cargo-Lum se fue ayer, dejó esta nota- se la pasó mirándolo fijamente comprobando si el niño encontraba algún mensaje oculto dentro de la escritura que él no pudiera descifrar.

-Entonces no debe tardar-mencionó feliz Ten.

-¿Dónde estuviste estos días?

-A ti no te debo ninguna explicación idiota, tú no eres mi padre-gritó Ten con ganas de echar bronca con Ataru como parte de su "amistosa" dinámica.

Ataru se la pensó dos y tres veces antes de responder al infante, realmente no tenía ánimos para iniciar una pelea con el bravucón de Ten pero sabía que el carácter de este se encendía con premura en cuanto se sentía ignorado o minimizado "Demasiado parecido a mi" reflexionó en silencio.

-Claro, si fueras mi hijo serías verdaderamente un chico bueno

-SOY UN CHICO BUENO-gritó Ten mientras algunas chispas ardientes saltaron de su boca.

-Sigue repitiéndotelo una y otra vez hasta que te la creas-Ataru volteó los ojos esperando que esto fuera suficiente para darle su dosis de atención y seguir con sus actividades pero por lo contrario, una lucha entre fuego y sartenes comenzó en ese momento.

--Fin Flashback—

Afortunadamente para Ataru, Ten no parecía querer interaccionar con él, parecía demasiado entretenido con sus juguetes así que decidió observarlo con atención. En realidad pocas veces reflexionaba acerca de lo que sentía por el primo de Lum; su conceptualización incluso era confusa en su mente ¿era un aliado o un enemigo? Porque podía contar en igual cantidad las ocasiones en que se comportaba de una u otra forma.

De cualquier manera, hacía mucho había aceptado que el pequeño pervertido iba a formar parte de su vida así lo quisiera o no, el lazo que tenía con Lum era muy cercano e incluso pensaba que ella era más una madre para él que su propia madre a la que parecía tenerle profundo terror. "Puedo comprenderte en eso Jariten" confirmó la parte infantil de Ataru que en los recientes días se encontraba mucho más activa de lo que estuvo en sus demás años de vida.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora