Lealtad ¿inquebrantable?

62 4 26
                                    


Los dedos se contorsionaban, tronaban produciendo un sonido incómodo para los acompañantes y además, el tiriteo de los dientes, golpeándose entre sí comenzaba a ser insoportable para la sensibilidad auditiva de Suug. La chica cerró los ojos intentando enfocarse en otros sonidos del ambiente, sin embargo, estaba batallando para conseguirlo

-Contrólate- verbalizó Mendo de manera seca

Raag, convertido en un manojo de nervios, se empequeñeció ante la hosca orden que su ¿cuñado? le daba; mordió sus labios y enterró las uñas en sus palmas buscando acallar los sonidos que estaban molestando a su hermana, y por consiguiente, al maestro. Con anterioridad, en su infancia, se había percatado del perfil sensorial tan atípico de Suug, empero, nunca realmente le había importado.

Su prioridad aún era la de continuar observando aquella proyección de Oniboshi, escuchar con detenimiento las palabras de todos los participantes, comprobar que ninguno de los que en el pasado fueron sus colegas, lo mencionara. Estaba más allá de acobardado y aterrorizado, con mayor fuerza desde que Ataru Moroboshi segundos atrás expresó convertir a todos los enemigos sobrevivientes en oponentes para diversos juegos de invasión.

A pesar de que estaba protegido en aquella mansión, observando en aquel gigantesco recinto las palabras de la realeza de Oniboshi, sabía que en el fondo, su destino era bastante jodido. Había invertido los últimos minutos en elaborar todo tipo de hipótesis, creando escenarios cada vez más catástroficos, preso de la ansiedad, pero también de un absoluto realismo.

Raag sabía que había metido la pata tiempo atrás, sin embargo, la confianza absoluta de que ser pariente del representante de la Tierra iba a salvaguardarlo, comenzó a perderla apenas comenzó la proyección, porque las palabras de Ataru Moroboshi, las entendía bastante bien, sobre todo, recibió como una puñalada firme al corazón la amenaza de no repetir la historia.

Honestamente, también se había forzado a controlar sus tics nerviosos con la esperanza de hacerse imperceptible, invisible, como si los ojos de aquel que había humillado poco más de un año atrás en su planeta, atravesaran los fotones, ansiosos por condenarlo también.

"El maestro intercederá por mi"

"¿El maestro intercederá por mi?"

Afirmación y duda, respuestas de una promesa demacrada que antes, le mostraba las fortunas que había decretado para sí mismo, un orgullo engrandecido que creía ser merecedor de todo; una venganza de herida colectiva que le llevó al absurdo del ser.

-Lamento mucho lo de la señora Lum- habló Suug por primera vez tras concluir la transmisión

Quiso corregirle, recordarle que la asquerosa invasora era la culpable de todo, empero, había entendido, tiempo atrás, que la lealtad de su hermana no estaba más con él, incluso llevándole a cuestionarse si realmente la tuvo en algún momento.

-Confío en que será pasajero-contestó Shutaro sin creer en absoluto en sus palabras, únicamente con la intención de que Suug no se sintiera más afectada de lo que ya estaba.

Raag estaba mudo, no podía agregar siquiera una respiración llamativa, algo que les recordara su existencia.

-Señor- se anunció un sirviente en la entrada

-Ahora voy- respondió mientras abandonaba el espacio, dejando solos a los hermanos

Visiblemente incómoda de estar sola con su hermano, Suug llevó sus pasos lo más lejos que pudo de su presencia, optando por mirar al enorme ventanal donde se llevaba a cabo parte de la narrativa que había llevado a Mendo a ausentarse.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora