El hombre y la oni

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Año: desconocido
Planeta: tierra
Situación actual: estado de guerra y emergencia
Lugar actual: Wakokiu

El hombre se unió a aquellos que parecían más peligrosos, su estado solitario de vulnerabilidad le hacían camuflarse constantemente; iba de comunidad en comunidad, de pueblo en pueblo, ocultando que no pertenecía a ningún lado en realidad. La supervivencia lo orillaba a mentir y a flexibilizar su escala de valores en función a poder avanzar cada vez un poco más. En su mente no había diferencia entre amigos y enemigos, el nacionalismo le valía honestamente muy poco, y el destino de su planeta, sabía que tampoco estaba en sus manos.

Escuchó rumores, pero nunca vio a uno, jamás se topó con los invasores, únicamente atravesaba cauteloso con su destino en la mente; se disfrazaba de lo que fuera útil, aprendía en segundos las intenciones de los que encontraba y engañaba con gran habilidad a los líderes, convenciéndolos de tener los mismos objetivos. Tuvo que accionar actividades múltiples en sus enormes mentiras, no se arrepentía de ello pues reconocía que era la única vía, empero, a veces por las noches se preguntaba si realmente todo había iniciado por ellos, o si su presencia fue catalizador de conflictos internos inherentes a la humanidad misma.

No tenía ninguna opinión respecto a nada en particular, esto le permitía estereotipar el papel necesario, el mismo que le hizo llegar a esa comunidad guerrillera y ortodoxa de la que había oído hablar entre murmullos; se rumoraba, que estos tenían varios ejemplares de la raza invasora, sin embargo, nadie pudo comprobarlo antes. El hombre no tenía intención de averiguar la verdad, solamente buscaba alimentarse y fortalecerse para continuar con su camino; a diferencia de otros momentos de su travesía, los lugareños no valoraron sus habilidades físicas, en cambio, le dieron tareas de la más baja jerarquía.

Se encargaba de la limpieza y los alimentos junto a las mujeres, aunque esto pudo haberlo ofendido, en realidad pensaba que era conveniente para fortalecerse de nuevo, por ello, no puso resistencia y hacía lo que se le indicaba sin rechistar. No conocía del todo la operación, por lo que era común que cometiera mínimos errores, como el de ese día, en el que llevaba comida a los guerrilleros principales y se equivocó de puerta. Casi tira los platos al comprobar lo que había dentro, el terror lo invadió cuando los colmillos amenazantes lo recibieron; salió dando un portazo con el corazón en la mano.

El hombre despertó en la madrugada, estaba ansioso y no sabía la razón, pensó en ir a beber agua para conciliar el sueño por lo que en silencio, intentando no despertar a nadie, salió del lugar para dirigirse al pozo y recolectar el líquido; idealmente, debía beber y regresar con las demás sirvientas, no obstante, sus pasos lo llevaron hasta esa puerta de nuevo. Se quedó ahí parado, moviendo sus pies con nerviosismo mientras alternaba entre depositar todo su peso sobre uno, y luego el otro. Suspiró y con manos temblorosas, abrió la superficie.

Los rumores eran mitad verdad y mitad mentira, la comunidad sí tenía en su poder lo que se contaba, pero no eran muchos, no eran ni siquiera dos, era uno. Una oni, amarrada con gruesas cadenas a la pared; estaba desnuda, el largo cabello brillante alcanzaba a cubrir su pecho, no obstante, no sus partes íntimas por completo. El hombre supo que estaba dormida, se encontraba en una posición francamente incómoda y su aspecto también era bastante sucio; lo mejor era salir antes de que fúrica le gruñera de esa manera, sin embargo, pudo notar que aún entre sueños, emitía sonidos que no conocía pero que imaginaba que eran de sufrimiento; sus labios resecos y agrietados se abrían para dejar salir gemidos.

Se acercó a ella con mucha cautela, valoraba demasiado su vida como para sorprenderla de manera violenta, dejó el cuenco con agua a su lado y se dispuso a levantarse para salir por la misma puerta. Para su sorpresa, cuando se incorporó, la vio con los ojos abiertos, esta vez, no parecía dispuesta al ataque, de hecho, se veía demasiado ¿tranquila? Respiraba de manera pausada y únicamente lo contemplaba con brillo en la mirada.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora