La verdad de Ataru

202 19 45
                                    

-¿Hay alguna forma en que pueda hablar por teléfono? Tú sabes, a la Tierra, pues- preguntó Ataru

-Sí la hay Darling ¿a quién quieres llamar?

-Inicialmente a mi madre- mustió mirando aún a la ventana- seguramente quiere saber dónde demonios está su hijo

Lum no pudo identificar si era cinismo o realidad lo que ocultaba aquella frase de Ataru que llevaba una dinámica con su madre que la oni consideraba como dicotómica; tan dependientes el uno del otro pero de la misma forma, parecían repelerse ante el contacto sostenido.

Lum sacó de un armario una máquina parecida a un teléfono público, armándola rápidamente mientras Ataru continuaba viendo a la ventana, generando que la chica se preguntara si Ataru se estaba arrepintiendo de quedarse en Oniboshi y deseaba volver con los suyos.

-Darling, está lista, únicamente que no contamos con la estructura terrícola de un teléfono sino que funciona mediante altavoz de igual forma que los relojes de comunicación.

-Está bien- murmuró Ataru dirigiéndose hacia el aparato de manera pausada sin mirar ni un instante a Lum, ocasionando que esta llevara sus pensamientos hacia un lugar negativo.

Ataru se sentó en la cama sosteniendo por algunos segundos la máquina reflexionando en silencio si debería hacerlo ahora mismo, encontrándose acorralado entre su mente gritando en agonía y la responsabilidad de ser lo que Lum requería en este momento, sabiendo que en definitiva no necesitaba un Darling débil, trastornado y traumatizado.

Marcó de memoria los dígitos mientras cerraba los ojos respirando de manera agitada deseando que no contestara.

-¿Sí?- contestó la dulce voz de la sra Moroboshi

-Mamá, soy yo, Ataru

La voz de la mujer cambiando de manera digna de actor  de voz que interpreta roles tan distintos como el de una damisela en apuros y un siniestro verdugo.

-ATARU- comenzó a gritar haciendo que este apretara los párpados- QUIERES DECIRME EN DÓNDE ESTAS, TU PADRE Y YO HEMOS ESTADO MUERTOS DE ANGUSTIA, ¿PIENSAS QUE CON UNA MALDITA NOTA PUEDES LARGARTE DE ESTA CASA Y YA? ERES UN MALAGRADECIDO QUE NUNCA HA VALORADO TODO MI ESFUERZO, DEFINITIVAMENTE NUNCA DEBÍ TENERTE.

Lum no sabía si era por vivir en la Tierra, si era por ser una invitada en la casa Moroboshi, si era porque Ataru constantemente "parecía" ignorarla o si nunca había querido escuchar con atención; ahora, a través de ese teléfono y con la imagen de Ataru manteniendo los párpados apretados, por fin podía ver el violento trato que su suegra daba a su hijo.

-¿POR QUÉ NO ME CONTESTAS MALDITA SEA? ¿ES QUE TE HAN COMIDO LA LENGUA LOS GATOS O ES QUE INESPERADAMENTE TE HAS VUELTO MÁS ESTUPIDO?

Lum no podía creer lo que escuchaba, por supuesto que había presenciado aquellas incómodas escenas en que su suegra reclamaba a Ataru, pero nunca de la manera tan feroz como ahora, incluso desconociendo su voz cargada de hiel. Supo entonces, que mientras ella se encontraba presente, la Sra Moroboshi de hecho trataba "bien" a su hijo, o mejor dicho, lo mejor que podía.

Ataru, que usualmente ignoraba a su madre o se defendía de una manera en que parecía en que no le afectaban en absoluto sus palabras, parecía ahora un pequeño niño asustado, incluso temblando mientras tomaba valor para hablar.

-Siempre he querido preguntarte algo- inició - en realidad ¿por qué me tuviste?

-Por qué preguntas idioteces, el aborto es un delito

Lum se sentía de pronto mareada y horrorizada, no esperando aquella cruel respuesta de la Sra, Moroboshi que siempre era tan amable con ella.

-Cierto- corroboró Ataru- sin embargo, eso no te detuvo unos años después

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora