Alianzas de familia

103 8 37
                                    

"Tú puedes hacerlo" era la frase que se repetía de manera constante el hombre mientras los ojos clavados en la pantalla de control se enfocaban en el próximo destino al que pronto arrivaría, por primera vez, sólo. El miedo, sorpresivamente, no era lo que lo acechaba, sino la sensación de sospecha sobre sus propias habilidades; tomar la decisión de realizar ese viaje con ese único objetivo, fue definitivo, sin embargo, confiar en que su plan y sus estrategias funcionaran era aún una incógnita.

Nadie, salvo ella, sabía de este intento; nadie conocía este último esfuerzo y era algo completamente premeditado,  la cautela era forzosa cuando querías algo así, cuando planeabas algo que sabías que iba a ser rechazado, o peor aún, reclamado por los escuchantes. Se tronó cada uno de los dedos al escuchar el anuncio de llegada, inspirando profundamente como la vez pasada, en esta ocasión, sin  ningún compañero que operara partes ocultas de su capacidad y de su cuerpo.

Salió de la nave, encontrándose rápidamente con el que esperaba ya su presencia, expectante también, y con silenciosas intenciones de dar las órdenes necesarias para salvar su pellejo, ante cualquier situación, esta era siempre su motivación final, suprema y sagrada. Su coronilla, adornada con el presente otorgado, le daba la patétitca imagen de un gobernador encapuchado y  sin nombre,  en un planeta que no tenía los recursos suficientes para mantener con vida a su escasísima población.

-Maestro Shutaro- saludó Raag inclinándose fingidamente ante la figura- ¿a qué debemos su visita?

Mendo no respondió, únicamente, se reunió con la indicación muda que exigía una reunión íntima dentro del palacio; callados, y con un espacio mental cada vez más amplio en ambas convicciones, se dirigieron al interior donde aquellas ropas pudieran ser despojadas, mostrando al gobernador de una nueva raza, hermana de la propia terrestre. Raag lo invitó a sentarse en los amplios pero despedazados sillones, con la curiosidad al borde del límite

-¿Todo está bien con Suug?- preguntó sin imaginárse que volvería a ver a Shutaro- ¿o es que no ha satisfecho sus expectativas y quiere devolvérmela?

Mendo contuvo las llamaradas de ira en sus oscuros ojos lo mejor pudo, entendiendo, al fin, el primer brote de rabia que expuso Ataru Moroboshi en el momento en el que Raag comenzó a provocarlo con Lum, sin embargo, él era mucho menos impulsivo y pasional que su amigo, acostumbrado desde cuna a la estereotipa de perfección y buenos modales.

-Todo está excelente con ella- se apresuró a recalcar, sin dar mayor información, no deseando que su nombre, que su existencia, tuviera nunca más que estár vinculada con Raag- sin embargo, no sé si pueda decir lo mismo de usted y de mi
-¿Cómo?- interrogó empequeñeciendo los ojos sin entender

Shutaro se acomó en el sillón de una manera más cómoda, intentando ignorar los pensamiento intrusivos que le recordaban el posicionamiento de más de 50 hombres armados en el palacio, dispuestos a acatar la órden de su gobernante.

-Permítame exponerle mi punto- inició con gran educación y elegancia- a lo que me refiero, es que una inminente segunda guerra espacial podría poner en peligro la existencia de su planeta- hizo una ligera pausa-  su estatus de gobernador y de mi propia posición como representante en la Tierra, por haberme vinculado con uno de los planificadores del nuevo cáos galáctico

Las preguntas ¿de qué habla? ¿desde cuándo lo sabe? ¿cómo lo sabe? ¿quién le dijo? no se formularon en los labios del gobernante, sino una torcida y plana mueca intermedio entre la aceptación y la duda. Otro tipo de cuestionantes lo arremetieron, sabiendo de antemano que la respuesta iba a obtenerla pronto, de otra forma, el maestro no se hubiera presentado de esa manera, tan tranquila.

-No habrá una segunda guerra espacial- contestó reclinándose en el sofá

-No nos mintamos- respondió Mendo adoptando también una postura en apariencia relajada- aunque haya una ventaja relevante por parte suya y de sus "compañeros"- hizo una pequeñísima mueca de desagrado - tampoco se puede esperar que no haya una planificación secreta de la otra parte

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora