Demasiados pendientes

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Ataru despertó demasiado temprano, afortunadamente, después de una rigurosa revisión por parte de todos los capitanes, la familia real pudo retornar al palacio,  aunque las medidas tomadas por aquellos que los protegían, eran ahora un poco incómodas. Benten, prácticamente no se les despegaba apenas salieran de la habitación y podía jurar que incluso tenía una oreja pegada siempre a la puerta.

Buscó con la mirada adormilada a Lum que de nuevo, estaba acostada en el techo; decidió dejarla dormir un poco más ya que el día sería difícil y con bastante actividades planeadas. De su cajón buscó su traje negro mientras tomaba lo necesario para irse a la ducha; en dos horas, se llevaría a cabo la ceremonia luctuosa de Uno, en donde recibiría el cargo post mortem de héroe de tres estrellas.

Más tarde, la pareja salió en un silencio sepulcral, siendo seguidos por Benten que los escoltaba al sótano del palacio donde todo estaba dispuesto para presenciar el acto y transmitirlo por video a todo Oniboshi. Ataru nunca se había preguntado si los ciudadanos del planeta comunes conocían el estado de emergencia, sin embargo, ahora podía comprobar que sí lo sabían.

En medio del lugar, el féretro de Uno estaba abierto aunque pocos realmente se acercaban a verlo, únicamente los generales principales lo encaraban por demasiados minutos mientras cada uno dejó dentro de su caja un objeto personal a manera de respeto, a los recién prometidos no les sorprendió que Benten optara por  una cadena que arrancó de su cabello, dejando por primera vez su melena suelta todo el evento.

La ausencia de Sieatku se sentía, por ello, uno de sus soldados lo suplió cuando acompañado de Rei en su versión bestia, llevaron el cuerpo fuera del lugar. El padre de Lum dijo algunas palabras que anunciaban además de la furia típica del oni, un lamento profundo y un vacío que nadie podía llenar en su corazón, incluso derramando unas lágrimas ante los presentes. Ataru siempre admiró que en Oniboshi los varones no parecían tener reglas tan estúpidas como no llorar o no abrazar a otro hombre.

Ten estaba en las piernas de Lum y lloraba en silencio, se imaginó que estos eventos eran demasiado para él pero su terapeuta había aprobado que asistiera. Después de aquel doloroso evento, Ataru tenía que prácticamente salir corriendo a su terapia que ya había sido movida demasiadas veces y comenzaba a sentir pena con Tsubame.

La sesión empezó de manera normal, contándole al hombre todo lo que había acontecido pensando que se tardaría más de la mitad de su tiempo, aunque sorprendido comprobó que había tomado únicamente diez minutos. Como sabía que Tsubame se quedaba en silencio para esperar lo que él quería traer a la consulta, pensó en aquella duda.

-No sé si deba informarle a mis padres sobre el compromiso- confesó con voz baja

-Creo que antes de esa pregunta, te tendrías que hacer una principal ¿Quieres que tus padres formen parte de esta nueva vida?

Ataru dudó unos segundos antes de responder.

-No lo sé, sé que no los odio pero...yo no los extraño- hizo una pausa- tampoco creo que ellos a mi.

El terapeuta sabía que esto era mentira, su novia le había platicado que la señora Moroboshi había acudido en varias ocasiones con ella para preguntar por su hijo. Empero, no podía revelar esta información a Ataru ya que estaba fuera del código de ética.

-Aunque Lum les agrada bastante, me parece que mi madre la ama mucho más de lo que me quiere a mi- rio con menos dolor de lo acostumbrado- aunque no la juzgo, es lo que ella causa en las personas

-¿A qué te refieres?

-Lum es irresistible para todos, y no me refiero a lo obvio, sino a que su personalidad atrae a las personas por igual, por eso no puedo imaginar por qué el enemigo la odia- frunció el ceño invisible ante el terapeuta- incluso personas que han tenido razones para detestarla no lo logran, como Shinobu

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora