Quiebre

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Ataru se encontraba incómodo pasando las hojas del enorme libro que tenía entre sus piernas, aquel donde las representaciones de los onis tendían a ser tan grotescas y siniestras que se dibujaba incluso inadecuado mostrarlo con Lum, que por el contrario, analizaba con sumo detenimiento cada una de las narrativas visuales, hallando aspectos fidedignos a su raza pero también otros más fantasiosos que en otro momento le hubiera partido de risa.

"¿Cómo sabían esto sobre nosotros?" preguntó por medio de sus habilidades mentales

"No sé cómo no nos lo preguntamos antes" respondió sintiéndose un poco imbécil

Continuaron rebuscando entre los contenidos, buscando alguna pista de lo que había sucedido entre la humanidad y los onis, confiados en que alguien, algo, pudiera explicar la razón por la que algunos terrícolas fueron castigados de manera tan cruel. En sus adentros, Lum temía que la causa no existiera, o peor aún, que fuera alguna tétrica anudada a la genética de dominio, de poderío.

"Vayamos a otra biblioteca" dejó  el libro sobre la mesa

-Ya es tarde, no creo que nos de tiempo a llegar a una abierta- respondió con su voz real

-Entonces vayamos a un museo

-Te diría lo mismo- anunció metiendo las manos en sus bolsillos mientras se ponía en pie

-Entonces- los ojos ambar recorrían las posibilidades- emmmm vayamos a ¿una universidad?

-Lum, ya es suficiente por hoy- la mirada marrón adquirió un inusual tinte autoritario

Quiso fruncir el ceño y gruñir, empero, reconocía que había mucha razón en sus palabras, tanto desde el lado del realista de no encontrar más lugares abiertos, además de que su comportamiento se estaba tornando bastante obsesivo y esos eran los momentos en que su prometido sacaba ese lado protector y a decir verdad, un poco dictatorial del que ya había algunas muestras en el tiempo pre Oniboshi.

-Buscaremos en internet llegando a casa de Shutaro

-No, tampoco harás eso- le respondió con firmeza

Lum quiso quejarse, pero de nuevo, no podía anular la verdad ante sus ojos y mucho menos menospreciar el deseo del amor de su vida por protegerla incluso de sí misma; si no fuera por la culpa y la rumiación del nuevo hallazgo histórico, hubiera saltado de emoción al ver a un Ataru mucho más honesto y asertivo respecto a su interés de cuidado y la forma tan peculiar de expresarlo. Sin decir una palabra verbal o mental, decidió simplemente caminar hacia la puerta donde Yun, vestida como una humana y con los clones de Sieatku dentro de ella, los esperaba.

-Nos vamos Yun

-De acuerdo princesa

En total silencio, abandonaron el lugar, el hombre dándole un espacio suficiente a su prometida para que procesara el temporal berrinche que honestamente ya lo estaba llevando a un punto en que consideraba mandar la investigación al carajo, sobre todo porque ella cada vez dormía menos, se le veía triste e incluso algo inusitado y sorpresivo sucedió durante los últimos días; Lum no tenía incluso ánimos para sostener actividades sexuales, esto le hizo comprender que estaba más afectada de lo que parecía.

Ataru pensaba tener una conversación con ella llegando a su habitación en la residencia, protegidos por la herramienta de silencio pues se imaginaba que ninguno de los dos podría discutir de manera calmada; aunque retornar a la dinámica de pelea no era algo que le emocionaba dado los gigantescos avances de su vínculo, no era negociable por más tiempo promover y aceptar sus conductas que la alejaban del autocuidado; miró por el rabillo de los ojos dentro del amplio automóvil cómo Lum cruzaba los brazos aún molesta.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora