El orígen del rencor

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Shutaro tocó a la puerta de Suug, la agudísima voz le invitó a pasar mientras las doncellas abandonaron la habitación para dar privacidad a su señor y su prometida. La chica usaba una pijama blanca ligera, estaba sentada sobre su cama  y abrazaba a un enorme peluche de pulpo que había encontrado esa misma tarde en su recámara.

-Maestro Shutaro- empezó con expresión casi de llanto- gracias

Mendo entendió que se refería al muñeco que abrazaba con fuerza sobre su pecho; le brindó una sonrisa y le pidió permiso para  sentarse también sobre el colchón; había decidido por primera vez, presentarse con ropa más cómoda y sencilla, aunque continuaba siendo elegante.

-Suug- sintió nervios por hacer aquello- quiero hablar contigo sobre varias cosas- fue recibido por la aceptación silenciosa y atenta de la chica- la primero que quiero es preguntarte si...si...- la mirada tan particular y no terrestre que un inicio le parecía extraña ahora le quitaba el aliento- si...¿has pensado en si somos compatibles?

-¿Usted y yo?

-Sí- mustió casi retorciéndose los dedos como ella hacía de cuando en cuando

-No entiendo bien el concepto de esa palabra- reconoció con honestidad- pero lo que puedo asegurarle es que usted me agrada, me hace sentir bien, nunca había conocido a alguien que me tratara con amabilidad y respeto

Shutaro reflexionó por algunos segundos las palabras, sintiéndose confundido porque parecía que Suug lo aprobaba pero no había mencionado aspectos románticos que en su caso, lo asfixiaban ya de noche y de día. Pronto, decidió que aquello era más que suficiente para alguien como ella, que estaba saliendo de un entorno traumático que la había explotado y hecho sentir como un objeto; además, estaba esa teoría sobre Suug que rondaba en su mente.

-Me hace feliz escuchar eso- le sonrió- pero mi interés es que puedas conocerme de verdad- expresó con su confianza recuperada

-¿Conocerlo? ¿es que no lo conozco ya?

-No del todo- posó sus manos sobre el colchón- no quiero decirte que es una mentira lo que has visto de mi, sino que es la parte más positiva- sintió ansiedad de desnudarse emocionalmente frente a ella, pero también sabía que necesitaba hacerlo- en la parte negativa, tengo demasiados defectos: para comenzar, soy algo egocéntrico y orgulloso, me ha costado mucho trabajo cambiar eso- reconoció apenado- sin embargo, mis amigos han ayudado a que poco a poco yo consiga salir de mi burbuja

Suug miró asombrada al maestro que se estaba vulnerando frente a ella de esa manera tan genuina, tan frontal, incluso mencionando por primera vez a sus amigos, ella no sabía lo que era eso, nunca había tenido uno solo a diferencia que su hermano; tenía curiosidad por conocer a las personas de las que le hablaba Shutaro.

-Por otro lado- confesó- lo peor de mi es que soy muy miedoso respecto a múltiples cosas, lo más importante es que tengo fobia a la oscuridad y los espacios cerrados- se ruborizó mientras hablaba- pero también siento aversión y preocupación por tantos temas que me es difícil enumerarlos, iniciando por seres extraños e insectos, monstruos, fantasmas y todo elemento lejos de la vida antropomorfa- decir esto le estaba costando un esfuerzo descomunal- pero lo peor, es el terror de ser rechazado- expulsó un pequeño jadeo- de demostrar mi insuficiencia y fallar en ser lo que todos esperan de mi

Shutaro mantenía los ojos fijos en el patrón de las sábanas de seda, sintiéndose a la par avergonzado y liberado, porque conocer a Suug y enamorarse de ella, le hizo vivir por primera vez el ímpetu de salir un poco del papel que eternamente esteriotipaba, porque quería que ella lo viera como alguien completo y no escindido, sus fallas eran importantes que las conociera la mujer a la que estaba dispuesto a abrirle el corazón.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora