Confirmación

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No se dijo mucho más, únicamente recibió una incómoda mirada que no supo interpretar antes de que de manera mucho más apacible de lo que imaginaba, se condujo a sí mismo hacia la sala de recuperación donde Lum reposaba; nadie pensó en detenerlo ni entorpecer el camino, inicialmente, porque ella estaba fuera de peligro, y segundo, porque no se sentían capaces de interponerse.

Oyuki esperó en silencio junto a Ataru que se acercó lo suficiente a la mujer como para comprobar su estado, que de hecho, no lucía tan maltratado, podría decirse que estaba prácticamente intacta salvo aquella herida fatal en su cuello que por ahora era cubierta por un grueso vendaje. La embajadora pudo notar aquel ímpetu de concentración en su acompañante, seguido de señales un tanto ambiguas que le hacían pensar que algo sucedía entre ellos.

Todos sabían sobre sus habilidades, al menos, lo más cercanos a la pareja, empero, aquellos que no eran onis no podían imaginar lo relevante y poderoso del vínculo, por lo que Oyuki ignoraba que Ataru de hecho estaba sumergido en un mundo onírico con Lum, compartiendo mucho más elementos de los que su amiga podía imaginar. A sus ojos, los rasgos tensos de Lum se suavizaron poco a poco, su respiración se tornó más calmada mientras el cabello multicolor adquiría ciertos tintes rosas.

-Estará bien- le habló Ataru sacándola de sus cavilaciones

No supo qué contestarle, se sentía incluso un tanto inadecuada porque aquellas palabras debían salir de su boca, y no de la de él, sin embargo, tomó aquello como una oportunidad para conminarlo a atender sus propias lesiones. Para sus sorpresa, no se opuso, incluso, aceptó en un gesto mudo la anestesia local que le ofrecían para comenzar a poner las puntadas en su rostro, encontrando bajo aquella espantosa apariencia sanguinaria, que su herida no era tan grave como lucía.

Sin duda quedaría una cicatriz como evidencia de aquella disputa con Alden como momento definitivo en su desarrollo; una marca permanente como introducción y conclusión; a Ataru no le importaba mucho el distintivo en su rostro, sino aquella que quedó en su corazón

-La batalla ha terminado- informó Oyuki a Ataru que parecía absorto en otra cosa; hiperenfocado en la expansión de su personalidad, en el cambio silencioso que por primera vez en su vida, no lo tomaba por sorpresa.

-Ganamos- murmuró en un tono plano, sin emoción casi

Oyuki asintió mientras se quitaba aquel reloj comunicador que había usado por más de un año; despojarse de aquel objeto, le hizo sentir un alivio inconmensurable, incluso, se sintió al borde de lágrimas de origen confuso. Lo sentía todo: dolor, confusión, ira y también amor.

A la par de que la embajadora y el representante de Oniboshi de OPPE vivían complejos procesos emocionales, la micro cirugía concluyó, permitiendo que el hombre pudiera palpar con la yema de sus dedos, la evidencia de sus puntos; no sentía dolor, y a decir verdad, tampoco adormecimiento.

-Oyuki- le habló mientras se ponía en pie- tienen un portal cercano a la formación central ¿cierto?

-Lo tenemos- se apresuró a informar, intentando retornar a su rol- mi equipo está recolectando a los heridos y puedo llevarte hacia allá

-Muchas gracias

Ataru se quedó pensativo por unos momentos, en realidad, no sabía cómo conducirse hacia Oyuki, aunque en su mente era también un tipo de amiga al igual que Benten o Ran, no conseguía tener la misma confianza que con la capitana; quizás era porque sus personalidades eran más afines, porque convivía más con ella, o porque sinceramente, nunca vio en ella intenciones extrañas en el pasado.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora