Espejeo de realidades

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No requería ninguna alarma para despertar, lo hacía de manera automática siempre a la misma hora en contra de su voluntad; otros, habían intentado reponer su  trastorno del sueño, sin embargo, él no le daba importancia, era quizás, aquel asunto, la menor de las deudas que su cuerpo y su mente tenían.

Como era costumbre, invirtió un par de minutos de análisis superfluo sobre el material del techo, encontrando patrones que no indicaban más que un estado espabilado de manera paulatina y un dejo de aburrimiento fugaz. Se permitía sentirlo pues consideraba que era un lujo del que había sido privado mucho tiempo.

Después de un rato, decidía que era momento de despertar en serio, para ambos, por lo que de forma cuidadosa, elegía la mejor manera para rescatarla del mundo de los sueños. Se decantó por aquella forma más placentera pero a la vez, más segura para hacerlo, guiado también por las indicaciones de los médicos que a veces, conseguía respetar.

Durante su proceso de curación y sanación de Lum, Ataru se enfrentó una y otra vez con el dolor, con uno que hasta ahora no había experimentado pues el camino que los profesionales trazaban, era uno que en muchos momentos, se negaba a aceptar.

La rehabilitación de las cuerdas vocales por fortuna, o des fortuna, sí era posible, únicamente mediante la unión de fuerzas de la tecnología oni y el conocimiento neptuniano. Esta era una buena noticia, se recordó celebrándolo y agradeciendo a todo lo que existía por aquella oportunidad, empero, nunca imaginó que el proceso sería tan tormentoso.

Le pidió desistir, muchas veces le recordó que no era necesario que recuperara su voz a costa de sufrimiento y le mostró mediante recuerdos de los instantes en que se mantuvo dormida, la promesa que hizo, a sí mismo y al imperio entero, de amplificar sus palabras e ideas el resto de su vida.

Aunque Lum se sintió conmovida por aquel gesto y en verdad reconocía que lo más importante para ella era comunicarse con él y eso podía seguir haciéndolo; no pudo negarse ante la alternativa de en verdad recuperar su capacidad para hablar mediante su voz.

Fueron semanas difíciles en las cuales, mismos soldados onis tuvieron que intervenir con su príncipe, sacándolo a rastras de la habitación mientras sus suegros le pedían entre lamentos que se tranquilizara pues se resistía de manera total al tratamiento. Deseó en muchas ocasiones, que la habilidad inefable pudiera transmitir aquel dolor a su cuerpo.

En la actualidad, ya no era tan doloroso para ella como en el inicio, de hecho, podía fácilmente tomar sus rehabilitaciones con la presencia de Ataru que aunque con expresión siniestra constante la vigilaba, no se oponía más ya que el pesar, era mucho menor, muestra de que sus esfuerzos, estaban surtiendo efecto.

Podía hablar en un volumen casi parecido a un susurro y por algunos segundos, sin embargo, el tono era muy distinto al que verdaderamente le pertenecía; preguntó a los terapistas si alguna vez retomaría la tonalidad natural de su voz a lo cual, no hubo respuesta. Una parte de su persona que buscaba conscientemente estereotipar feminidad absoluta, se preocupó.

-Lum ya casi son las 8- le habló quitándole suavemente las cobijas

Hizo algunos sonidos, se movió ligeramente en el colchón para después de ello abrir los ojos, esperando comunicar sus mensajes.

Estaba tentado, como siempre, a hacer todo de aquella forma, además de que le satisfacía, la evitación de su sufrimiento la anhelaba muchísimo más que su necesidad vital, sin embargo, ya había avanzado tanto que no podía más sostener su recelo.

-¿Cómo estás para hablar?- le preguntó dulcemente acunando su rostro entre sus manos

Lum asintió con la cabeza, recibiendo un beso como recompensa mutua.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora