Fuego

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El hospital real de Oniboshi recibía no únicamente los estados de emergencia médicos de la familia real sino de todos aquellos cargos políticos superiores a B1, también podía recibir traslados de aliados nobles que no podían recibir sus tratamientos dentro de sus planetas. Oniboshi no destacaba por tener los mejores expertos médicos, pero sí lo suficientemente capaces para valorar y atender emergencias espaciales, sobre todo, su alta tecnología en procesos de recuperación y regeneración eran altamente solicitadas por viajeros de todos los sistemas solares.

En esos momentos, el hospital real se encontraba vacío a excepción de 14 personas, estas 14 personas se dividían de la siguiente manera dentro del enorme espacio que era el hospital de más de 30 pisos.

Dentro del estacionamiento de naves en el sótano 1 se encontraban la princesa real Lum  y su consorte terrícola  Ataru Moroboshi cargando en brazos a Jariten Luvk también miembro de la familia real (3)

En el mismo estacionamiento de naves, dos oficiales del ejército oni recibían a  los recién llegados (2)

Ubicados en el piso 15 de terapia intensiva, la pareja de bomberos galácticos parte de la familia real Jeira y Oten Luvk (2) junto a 4 médicos oni de nombre desconocido cuyas identidades fueron verificadas por el capital general del ejercito oni,  Rei (1).

En el piso 20, instalados en la cafetería se encontraban el rey Oki Invader junto a su esposa Leila Invader (2) a la par de 4 miembros de su consejo principal: invasor planificador de seguridad, invasor planificador de ataque, invasor planificador de investigación e invasor planificador de alianzas (4)

Ataru fue ayudado a bajar de la nave por uno de los oficiales que al igual que Lum, volaban, preguntándose por primera vez si todos los onis podían hacerlo a la par de sentir una ligera vergüenza por ser llevado por otro hombre, esta sensación inicial se esfumó cuando notó cómo ya depositado en el suelo la actitud de ambos hombres no fue de burla en absoluto, por el contrario; una larga reverencia fue lo que recibió de su parte.

-Permítanme escoltarlos hacia el piso 20, su padre está esperando

-Bien-respondió Lum sin mayor sobresalto mientras acunaba cuidadosamente a Ten en su pecho.

Ataru quiso preguntar a Lum si su padre sabía que él vendría, la presencia de su suegro a decir verdad siempre lo ponía un poco nervioso, no únicamente por su descomunal tamaño y carácter explosivo, sino porque honestamente podía imaginar que él, Ataru Moroboshi, no era lo que un rey esperaba para su hija.

Subieron a un ascensor bastante poco ordinario o eso es lo que pensó Ataru cuando verificó que funcionaba de manera similar a una cápsula de gravedad que transportaba a través de succionar ligeramente y no de manera desagradable,  los cuerpos de los individuos para llevarlos a algún lugar en específico. A diferencia de los elevadores de la Tierra que se movían para transportar a las personas, al parecer los elevadores oni únicamente funcionaban mediante alguna gravitación llevando los cuerpos de los individuos a donde ellos desearan.

Ataru pensó que debía acostumbrarse a la sensación tan peculiar de la gravedad en aquel planeta, sentir el estómago subiendo hacia su pecho no era algo que le agradara particularmente, sin embargo, su hombría le impedía hacer algún gesto o queja al respecto, especialmente cuando dos oficiales acababan de reverenciarlos de esa manera.

Lum, absorta en sus pesares no tuvo tiempo para pensar en lo nuevo que estaba resultando para Ataru toda la tecnología  y forma de vivir alienígena; Ataru sabía esto pues Lum era la primera en informarle, explicarle y ayudarle a entender los muchos hallazgos no terrícolas que atravesaban las vidas de ambos.

Al llegar al piso indicado, los dos oficiales desaparecieron por el enorme tubo que llamaron elevador, no sin antes reverenciar por última vez a la pareja y al pequeño Ten que continuaba sedado.

Por ella |URUSEI YATSURA| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora